El Periódico de Aragón

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José Mendi

La rúbrica

José Mendi

‘Idiostas’

Los humanos odiamos la supuesta perfección de los demás, aunque vemos con naturalidad la nuestra

Un vanidoso es una persona que exhibe una buena percepción de sí mismo. Pero si alguien no se valora lo suficiente, decimos que no tiene amor propio. Los humanos odiamos la supuesta perfección de los demás, aunque vemos con naturalidad la nuestra.

Un engreído es un engolado de su personalidad que repele a sus semejantes. La normalidad mentirosa nos dice que seamos nosotros mismos. Pero si nos gustamos como somos, caemos en el narcisismo. Como los exámenes de estas tipologías corresponden a los observadores, los protagonistas se lanzan entre sí los resultados como armas arrojadizas. Si tras el pertinente examen nos responden de forma altisonante, seguro que estamos ante un tiquismiquis. Ahora bien, si nos ignoran, sabemos que nos enfrentamos a pusilánimes de la actitud que carecen de su propio cariño.

El amor propio no es más que la exaltación romántica de la autoestima. Y en psicología nos gusta trabajar con ciencia la conciencia. De hecho, el lenguaje encauza nuestra profesión hacia la consciencia, dejando para la filosofía y la ética el concepto moral que analiza la conciencia. Una ese, de más o de menos, cambia el enfoque de todo el comportamiento. El amor propio puede ser odioso. Quienes hacen gala de su autoestima, suelen ser poco generosos para repartirla con los demás. Hay quien odia su propio amor. Son personas que desean ser humildes, y lo son con los demás, pero no consigo mismas.

Son tan bondadosas que lo demuestran sin querer. Eso les horroriza. La arrogancia de la modestia es tan falsa como la petulancia del orgulloso. Los mártires religiosos sufren, y mueren, por su egoísmo de alcanzar la santidad. Lo que ya debería ser considerado como un pecado de envanecimiento. Perder a Dios por ser un idiota de la soberbia, es cosa de idiostas. La sociedad civil ha heredado comportamientos similares. Los benefactores ampulosos son los agujeros negros de actos recaudatorios. Atraen las miradas del firmamento, a cambio de dar luz monetaria para una buena causa. En este caso, estamos más cerca de un acuerdo contractual que de una miseria humana.

El amor propio se arroja con despecho contra una víctima, que lo es, precisamente por carecer de él. La mayor humillación hacia un semejante es recordarle que ha perdido, o que nunca tuvo, su propio amor. Este cariño de la persona hacia sí misma, es difícilmente recuperable. Del insulto se sale porque es una agresión externa. En cambio, la vejación lleva a la autodestrucción, incluso al suicidio, ya que inocula en los individuos un proceso de descomposición personal.

Los psicólogos no damos amor (al menos en la consulta) sino que ofrecemos algo más importante, ayuda profesional con evidencia científica, adaptada a cada paciente. Las personas que atendemos no son más buenas, más cariñosas o más divertidas que antes de conocernos, sino más fuertes para ser lo que les dé la gana.

El amor propio también se comparte. Su ausencia, más. Los grupos que no se enamoran de un objetivo común, carecen de motivación. Un buen liderazgo construye una autoestima colectiva que multiplica la individual. El amor propio de las parejas se ve en el fortalecimiento de la autoestima personal de cada uno de sus integrantes. Es algo tan importante, que acaba con el machismo.

Hoy hace 60 años de la boda de Juan Carlos I y Sofía. Una pareja, bien emérita hoy, pero que vemos más con la benemérita, tras los escándalos reales. En la vida pública, los líderes pierden su autoestima si convierten su propio poder en amor propio. Nos preocupa otro agujero negro, el del centro de nuestra galaxia. Pero el que nos puede succionar lo tenemos en la puerta de casa. La petición de Finlandia de incorporarse a la OTAN, le clasifica in extremis para Eurovisión. Pero mosquea a Putin.

Si esta noche Ucrania gana el festival, voy acondicionando mi trastero como refugio. No sé si musical o nuclear. Pienso llegar a los 100 años, si no me muero antes. Mientras, los deportes están en campaña electoral.

Lambán sigue en las olimpiadas el modelo de escalada verbal de su colega ruso. Habla con Azcón, de Zaragoza, como subsede del Mundial 2030 de fútbol, acordando una semifinal feliz del mundial. ¿Estará Aragón subsedesarrollado?

En fin, vivan con honestidad. Con más autoestima que amor propio y menos orgullo que magnanimidad. Sean discretos, pero no exageren la falsa moderación porque les convierte en altivos. Sé que les animo a retos complejos que me cuesta aplicar en mi persona. Y es que siendo como soy, ¡es tan difícil ser humilde!

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