El Periódico de Aragón

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Editorial

El Real Zaragoza inicia una era ilusionante

Jorge Mas, en su puesta de largo en La Romareda. Jaime Galindo

De manera oficial, una vez que ayer fueron firmados todos los documentos pertinentes de la compraventa en una céntrica notaría de la ciudad, el Real Zaragoza cerró la etapa de la Fundación 2032 al cargo de la Sociedad Anónima. Por el momento solamente rubricaron su salida del accionariado la familia Alierta, que ha cumplido con honor en tiempo y hora con su parte del trato, y Carlos Iribarren, desligado de cualquier actividad en el club desde 2019. Toda vez que Juan Forcén va a continuar como consejero con el nuevo grupo de inversión, queda pendiente la marcha de Fernando de Yarza López-Madrazo, propietario del 13,64% del capital y quien hace meses se comprometió también públicamente a desprenderse de su parte. El consejero debe honrar a su palabra.

Se cierra de este modo un periodo de ocho años en los que el Real Zaragoza ha mejorado su situación financiera de manera anual y progresiva, con una importante reducción de deuda (actualmente es de alrededor de 68 millones de euros), pero desastrosa desde el punto de vista deportivo. El equipo continúa en Segunda División y la temporada que viene será la décima consecutiva en la categoría de plata del fútbol español, lejos de donde los estándares históricos han situado al club y, desde luego, la más larga travesía por el infierno en 90 campañas de brillantes andanzas.

Se abre una era distinta, totalmente novedosa, con la propiedad en manos de inversores extranjeros, a los que lidera Jorge Mas, un multimillonario empresario estadounidense de origen cubano que ayer pisó la ciudad por primera vez. Mas es ya oficialmente el presidente del Zaragoza. En sus primeras apariciones se mostró como un hombre sereno, seguro de sí mismo, con capacidad para manejar la escena y un buen discurso.

Fue para él una jornada muy ajetreada que culminó en Madrid con una entrevista con Javier Tebas, presidente de LaLiga. Antes intercambió pareceres con Javier Lambán, presidente de Aragón, y con Jorge Azcón, alcalde de la capital. Ambos lo recibieron con los brazos abiertos y numerosos parabienes. De su proyecto, Mas desveló que será ambicioso («no escatimaremos en recursos», dijo), basado en la apuesta por la cantera, el respeto a la identidad aragonesa y con una prioridad: el ascenso a Primera, con la Liga Europa y la Champions en el horizonte a medio plazo. Sobre el estadio, Mas avanzó que la SAD participará en su construcción. Es esto, sin duda, una buena noticia. Como también lo es que el Zaragoza cierre una etapa agotada y abra otra ilusionante.

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