El Periódico de Aragón

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Javier Lafuente

Rara avis

Javier Lafuente

No me gustan los lunes

El músico Bob Geldof escribió su gran éxito con The Boomtown Rats cuando escuchó, perplejo, a la chica de dieciséis años que tiroteó a profesores y niños en una escuela de San Diego: I don’t like mondays (No me gustan los lunes), se justificó en 1979. Desde entonces, en Estados Unidos y en otros países se han producido tragedias más graves. En 2011, un ultraderechista noruego mató en su país a setenta y siete personas, casi todas abatidas a tiros en un campamento de verano. El denominador común de esos monstruos es la enorme facilidad que tienen para coleccionar armas de fuego. Cuando sucede en Estados Unidos, la industria de las armas grita que nadie está seguro en las calles y hay que armarse hasta las cejas para defenderse. Entre los que compran más rifles y pistolas, amparados por la Segunda Enmienda a la Constitución, están quienes, años más tarde, provocarán nuevas matanzas.

La lógica nos dicta que si cualquier ciudadano puede adquirir un rifle en una tienda como quien compra un libro, las posibilidades de que en ese país se produzcan masacres se multiplican por mil. Pero esa lógica no parece entrar en las cabezas de millones de estadounidenses. Tras la tragedia de Texas, Joe Biden exige cambiar las leyes. Ya lo pidieron otros presidentes demócratas. Sin embargo, sabemos que pronto habrá un nuevo tiroteo indiscriminado. Y todos volverán a armarse hasta las cejas. Quizá algún cineasta convierta la masacre en una película. Y entre sus espectadores, otro monstruo disfrutará pensando si la matanza que él ya maquina en su cerebro la dirigirá Christopher Nolan, David Fincher o, con suerte, Paul Greengrass. Es una historia cíclica. Sin control de armas nunca tendrá fin.

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