El Periódico de Aragón

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José Luis Corral

Salón Dorado

José Luis Corral

De pseudohistoriadores

¿Se imaginan ustedes que a un historiador sin conocimiento alguno de física nuclear, ni atómica, ni de mecánica de fluidos, ni de nada que se le parezca, lo pusieran a dirigir una central nuclear? Sí, exacto, explotaría. Pues algo parecido, aunque mucho menos peligroso en lo material pero muy pernicioso en lo intelectual, es lo que está ocurriendo en los últimos años con la Historia de España.

Como la mayoría de los historiadores profesionales españoles ha renunciado a difundir la historia y sigue sumida en elucubraciones curriculares, han aparecido pseudohistoriadores que, subidos al rebufo de la novela histórica, pontifican sobre la historia como si fueran expertos mundiales sobre «la Reconquista», «la Edad Media» o «los visigodos», cual si hubieran realizado una tesis doctoral sobre esas materias, hubieran leído toda la bibliografía científica reciente y la hubieran analizado con criterio e instrumental historiográfico del que, por cierto, carecen.

En estos días, algunos de esos pseudohistoriadores andan predicando sobre el «1.300 aniversario de la batalla de Covandonga», y lo hacen con tal aserto y desparpajo que parece que hubieran estado allí mismo.

En el fondo, siguen las tesis ultranacionalistas de Vox, cuyo líder escribió en 2005 que «El nacionalismo busca hechos y acontecimientos de carácter mítico que han sido bautizados como verdades históricas». Tenía razón el señor Abascal en esto (lo escribió en referencia al nacionalismo vasco), pero se olvidó muy pronto de ello, porque en abril de 2019 empezó su campaña electoral en Covadonga, hablando de don Pelayo y de la legendaria batalla (que nunca existió, pues fue un invento que se incluyó en las crónicas de Alfonso III de León, escritas a partir del año 883, cuando ya había pasado más de siglo y medio del presunto combate), y de que comenzaba de nuevo «la Reconquista», un concepto que se ideó en el siglo XIX y que no existió en la Edad Media.

Ni los asesores de Vox ni sus imitadores metidos a pesudohistoriadores saben una palabra de historiografía, ni de crítica textual, ni de paleografía y diplomática, ni de hermenéutica, ni de latín medieval, ni de árabe clásico; eso sí, confunden –soy testigo de ello–, la Alta con la Baja Edad Media y el prerrománico con lo prerromano. Sus fuentes de información se reducen a una enciclopedia de los años cuarenta del siglo XX, un manual franquista de historia de España y cuatro citas mal copiadas de Wikipedia.

Eso sí, les da igual hacer el ridículo; y algunos, incluso aplauden.

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