Las altas temperaturas registradas en los últimos días y las que se producirán durante la jornada de hoy, que podrían alcanzar niveles históricos, han puesto en guardia a millones de ciudadanos cuando apenas faltan unos días para despedir la primavera. Los termómetros han escalado hasta superar los 40 grados de temperatura durante el día y han dejado noches tropicales en las que resulta difícil conciliar el sueño. Son los efectos, en definitiva, de las ola de calor. Sin embargo, de lo que no hay duda es de que estos episodios se repiten cada vez con mayor intensidad y durante más tiempo en los últimos años, según reconocen los expertos.
El valle del Ebro es una de las zonas que históricamente ha registrado temperaturas más elevadas de España cuando el sol no da tregua y, por tanto, sufre en mayor medida sus consecuencias. Esta misma semana fallecía en la piscina de La Puebla de Alfindén un niño de tan solo 11 años debido a un cambio brusco de temperatura. Mientras, las administraciones autonómicas, comarcales y locales, además de los servicios de Bomberos, entre muchos otros efectivos, han tenido que coordinarse y actuar tras declararse varios incendios en el territorio, con entre cinco y siete conatos diarios. El último y el más peligroso es el de Nonaspe, que ya afecta a más de 1.200 hectáreas. Además, los servicios de urgencias reciben a personas víctimas del intenso calor de estos días. Son solo algunos ejemplos del impacto que el cambio climático está provocando en la salud, pero también en el medio ambiente y en el día a día de los ciudadanos. Eso, sin olvidar los recursos que son necesarios desplegar para evitar catástrofes naturales.
El actual escenario es inquietante y ha puesto en alerta a las autoridades. El pasado jueves, el Gobierno de Aragón comunicó la suspensión de la Quebrantahuesos, en la que estaban inscritos casi 11.000 participantes, y ayer recomendó la suspensión de todas las competiciones deportivas previstas para este fin de semana con el fin de «evitar situaciones graves de salud para los deportistas, golpes de calor u otras posibles patologías».
Más allá del cambio de planes al que obligan estos episodios de intenso calor, convendría reflexionar sobre lo que no espera. Algunos modelos advierten de que las temperaturas de estos días serán las que se darán en junio de forma frecuente en los valles del Guadalquivir, Guadiana y Ebro si las emisiones siguen creciendo. Y hay expertos que anticipan que el verano más cálido se considerará fresco a final de este siglo. Hay que actuar.
