Opinión

Jaca 2034: ¿finalmente?

Sólo con decir la palabra Jaca, para cualquier buen aragonés que se precie, afloran sentimientos de patriotismo y respeto al pasado histórico de un Aragón milenario. La cuna de nuestra civilización aragonesa que se extiende desde la primera catedral románica peninsular hasta los confines de la comarca. Y que, a su vez, se hace mía una tierra que parte de un legado familiar que nació en el extinto Bescós de la Garcipollera. Jaca tiene un algo que te hace soñar. De ahí que repetir el intento de nuestro anhelado sueño olímpico para bendecir (por fin) internacionalmente al Pirineo se antoje ilusionante. Da igual cuantas veces se haya tropezado, Jaca siempre merece volver a intentarlo.

Es por ello que el proyecto de una candidatura olímpica para 2034 con Jaca como protagonista, y que ya prepara el Ejecutivo de Lambán, provoca esperanza. Aún permanece en la memoria el logotipo y su emblema del año 98: «Finalmente, los Pirineos». Y en esas estamos. Esperando y anhelando. La maltrecha candidatura junto con Cataluña que ha dejado un mal sabor de boca en el Pirineo por la oportunidad perdida, y en el resto de Aragón por el trato insultante del gobierno nacionalista, no debe hacernos caer en el desánimo. La dignidad aragonesa, como bien recalca Lambán, no puede ni debe ser pieza de cambio.

Quizá el problema de inicio de la candidatura fue que el COE, la Generalitat y La Moncloa no conocían desde el principio el carácter aragonés: tozudo, pactista y noble. No tragamos con aquello que no es justo. Aunque ello conlleve ser degollado en una plaza pública. Ayer era la plaza del Mercado con Juan de Lanuza, hoy es Twitter con Javier Lambán como máximo dirigente. Mientras tanto, a lo nuestro. El Pirineo es mucho más que una legislatura o que una estelada. Aquel que tiene la razón, siempre vence. Cueste lo que cueste. El ruido de los fracasos pasa. La fuerza de los razonamientos queda.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents