El Periódico de Aragón

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Eugenio Mateo

Tercera página

Eugenio Mateo

Aragón no gusta de componendas

El gobierno de España necesitaba restañar heridas después de los aspavientos victimistas

En mitad del tráfago de noticias de todos los colores, se sabe ya a quién le toca llevarse el papel de malo en este asunto de las olimpiadas pirenaicas. Está cantado. Una formidable campaña se está encargando de ello. Otra vez la tozudez como defecto a denostar. Otra vez el papel de catetos provincianos. La propaganda de nuestros tópicos es tan consabida como efectiva, ya saben, el aldeano insolidario, pero si todos los que escriben u opinan nos conocieran un poco mejor otro gallo cantaría. Sabrían que no nos gustan las componendas, pero, ay, se nos conoce por los del cachirulo y eso imprime carácter. Así, se publica de los efectos económicos que afectarían a ambos Territorios en un informe sobre consecuencias a proyectos en curso por la cancelación de la candidatura a los Juegos Olímpicos de Invierno 2030.

Lo curioso del artículo es que omite la palabra candidatura y pareciera que la supuesta ruptura del acuerdo por parte de Aragón, como se está diciendo, presupusiera directamente la pérdida inmediata de la ingente cantidad de dinero de la que se habla. El que no sepa leer entre líneas se dirá qué miserables son estos maños. Habría que preguntar al autor por su análisis llegado el caso de que otra Candidatura como Sapporo, Salt Lake City o Vancouver hubiera conseguido ganarse al COI. Por tanto, se está hablando en hipótesis, como casi siempre, meros sinónimos de hipótesis.

En mi opinión, muy subjetiva, se ha tratado, como mar de fondo, de una cuestión de egos entre Lambán y Blanco. Cuestión de química diría yo. Me parece que su aparente inquina mutua ha contribuido a no hacer posible el acuerdo. Esa desconfianza vino del papel que el hombre del COE parecía jugar a favor de Cataluña y de la prevención del presidente aragonés hacia el independentismo y sus tácticas. Sin ir más lejos, el otro día en Radio Nacional pude escuchar al Sr. Blanco dando su opinión sobre la marcha de las negociaciones (en esos momentos casi rotas), para terminar diciendo que se reunía en breve con el acólito de Lambán. Textual. Lo dijo con sorna despechada pero no se privó de otorgar al consejero Faci un simple papel de satélite. Era el responsable de la cartera de Cultura, Educación y Deportes del Gobierno aragonés, un rango similar al de Laura Vilagrà, consejera de la presidencia del Govern. Ese gesto, que pudo escuchar todo el que estuviera conectado a la emisora, no fue apropiado viniendo del máximo responsable del Comité Olímpico Español. Demostraba muchas cosas, pero por encima, significaba desdén y soberbia. Naturalmente, puede resultar hipotético mi sentido auditivo, pero como hombre, que para bien o para mal ha visto y escuchado mucho, el tono era el tono cuando se quiere ofender. Es normal el interés del COE en esta apuesta, pero subyace un tufo no tan sutil de alta política a la vez que sospechoso, intuible pero hermético y que, precipitados los acontecimientos, hasta vincula a su presidente, Alejandro Blanco, con un informe de la Guardia Civil sobre una supuesta tarificación de 400.000 € que el olimpista habría pedido a la Generalitat. Vamos a ver si el reparto de estopa en el que Lambán ha recibido más que lo tolerable, cambia el sesgo y va dando a la opinión pública la información que permita recusar la prepotencia del factótum español del olimpismo, que por cierto, el propio Coubertin hace tiempo que desde el más allá ni reconoce su obra, y le dan a Blanco y sus acólitos hasta detrás de las orejas. No ha sido de extrañar la postura del presidente Lambán. Como de habitual, negociar con los vecinos es cosa ardua y son muchos los astados que el ejeano ha tenido que lidiar, pero no se le podrá echar en cara haber sido tibio ante la avaricia y actuaciones de los primos. De todas formas, supongo que su somardez es la mejor herramienta de protección contra las moscas cojoneras, y mire usted, haberlas haylas, y gordas, y pesadas.

El gobierno de España necesitaba restañar heridas después de los aspavientos victimistas por ser espiados en su actividad subversiva que han desplegado los líderes catalanes y la candidatura olímpica podía servir de bálsamo de Fierabrás, que todo lo cura. Desde el primer momento, Cataluña luchó por imponer su proyecto olímpico excluyente de otros territorios y acabó aceptando la candidatura conjunta por las cosas de la política, pero desde una posición pragmática si eso servía para que el Estado corriese con los gastos de la juerga. Si, según la ANC sería 2025 el horizonte para la independencia, la cosa acarrearía encontrarse con una candidatura que para el 2030 sería asunto exclusivo del nuevo estado catalán. Ojo al dato, toda esta estrategia tiene un plan perfectamente urdido y como han demostrado nuestros primos hermanos, no dan puntada sin hilo. Todo esto y muchas cosas más que mi humilde prosapia no acierta a descubrir, ha podido ser la causa de la firmeza de Javier Lambán para no ceder a los repetidos chantajes y todo parece indicar con la anuencia del Comité Olímpico, da igual de aquí o de allá. El presidente Lambán se ha ganado un nuevo encontronazo con el amigo Sánchez, que se las prometía muy felices para recuperar el apoyo envenenado pero útil de sus socios eventuales. Le ha pasado como a Blanco y a Franco, del CSD, ignoran que por aquí ser pobre se prefiere a ser ricos por componendas.

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