El Periódico de Aragón

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Editorial

Cambio de ciclo

El pesimismo se va extendiendo como una mancha de aceite por la sociedad española hasta alcanzar a más de los dos tercios de la población de todas las franjas de edad y de todas las tendencias ideológicas, como refleja el sondeo del GESOP que ha publicado esta semana EL PERIÓDICO DE ARAGÓN. Ese estado de ánimo, unido a la visión que tiene la ciudadanía de la gestión del Gobierno, que el 55,9% de los encuestados consideran mala o muy mala, lastra las expectativas electorales del PSOE y de Pedro Sánchez, más aún cuando esa opinión negativa la comparten casi un tercio de los votantes socialistas. Esos datos, que minan las aspiraciones de la izquierda, alientan, por el contrario, las del PP y las de Alberto Núñez Feijóo. Es cierto que, salvo que hubiera un inesperado adelanto electoral, falta año y medio para la celebración de las elecciones generales y que es, por tanto, prematuro hacer previsiones sobre qué ocurrirá cuando se celebren. Pero a la vista de los datos de la citada encuesta, el resultado de las elecciones andaluzas del pasado domingo no sería una excepción, un argumento, el de la excepcionalidad, al que parece querer aferrarse el presidente del Gobierno, sino que vendría a marcar un cambio de ciclo electoral que podría producir un vuelco en los comicios legislativos, sean estos cuando sean, y llevar a Feijóo a la Moncloa.

La negativa a admitir la realidad de lo que ocurre tiene su lógica en alguien que como Sánchez está dispuesto a resistir hasta el final de la legislatura con la esperanza de darle la vuelta a la percepción que la ciudadanía tiene de la situación actual y de la actuación gubernamental. Una tarea que se percibe ardua cuando todas las previsiones de futuro parecen apuntar hacia un empeoramiento de la situación económica, que podría obligar al Ejecutivo a aplicar recortes en el gasto público que supondrían, a su vez, un frenazo en las políticas sociales. Hay además elementos que demuestran la falta de confianza de los españoles en las medidas que hasta ahora está adoptando el Gobierno. Es el caso de las tomadas para tratar de bajar la factura de la luz que, de momento, no han mostrado ser las adecuadas para lograr ese objetivo. Esa idea tan negativa sobre la acción gubernamental parece irse consolidando en la sociedad pese a los intentos de Sánchez de vender sus avances sociales, que los habido.

El desencanto que se manifiesta en la opinión pública es la base sobre la que parece asentarse el deterioro de las expectativas del Gobierno y el avance del PP de Feijóo, hasta el punto de que tan solo el 15,6% de los encuestados ve ahora al PSOE como partido ganador, frente al 65,5% que considera que de haber elecciones ahora las ganaría el PP. Un estado de ánimo que daña también al presidente, cuya valoración ha caído al 3,9 frente al 5,2 de Feijóo, y al que solo un 16,7% ven como favorito para seguir en el presidencia del Gobierno frente al 25,7% que consideran así al líder del PP. No es, por tanto, de extrañar que se perfile ese claro cambio de tendencia, que Sánchez no quiere ver, con el PP a casi 8 puntos porcentuales por encima del PSOE, y que desembocaría en un Gobierno conservador. La cuestión es que los populares necesitarían del apoyo de Vox para llegar a la Moncloa (aunque ya hemos visto en Andalucía que ante esta perspectiva, la reacción del voto útil les favorece más que les perjudica), mientras que los socialistas, que podrían quedar por debajo de cien diputados, no sumarían de ninguna manera con los partidos a su izquierda.

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