Con el horizonte de un año y medio por delante, cualquier cosa puede suceder. Y, nuestra experiencia en los acontecimientos acaecidos durante los recientes veintisiete meses, está amoldada a ello. Sin embargo, el camino hacia noviembre de 2023 parece tener sus hojas de ruta trazadas. Donde el populismo bien de izquierda o de derecha (este eje no ha fallecido), bien pasional o excéntrico, está dando paso a la moderación centrada bajo el halo de responsabilidad social.
Es lo que la experiencia andaluza, tras el 19-J, ha proyectado en su itinerario de abordar la política, de entender el mundo, y frente a los diversos perfiles de ciudadanías. Pues al igual que Teruel, el bipartidismo existe y en consecuencia el centro también. Espectro en donde Macarena ha perdido el avión, quedándose sin su ministra comunista y su ministro perejil. E igualmente a la izquierda, Díaz ha perdido feudo, y ha comenzado restando, en la aritmética variable de su proyecto político «sumar».
Y así, mientras a Espadas le ciernen las luchas internas en la esfera de su organización política, a Moreno le absorbe el «cheque en blanco» que ha recibido para afrontar las dificultades económicas. Por lo que, para el día del Patrón de España, Santiago Apóstol, se espera que tenga desconcentradas las competencias de la legislatura anterior y por tanto más consejerías para supuestamente caminar por menos dificultades de gestión.
Con toda esta geometría estable, Sánchez lo tiene cuesta arriba para ser reelegido el próximo año. Su manual de supervivencia se le puede ir de las manos. Aquel manual que en 2019 le hizo repetir elecciones, convencer a once partidos políticos e integrar en su gobierno de coalición a quien previamente rechazaba: la coalición de izquierda radical que reagrupa a Podemos y el Partido Comunista, y a quienes se asocia además el movimiento de izquierda alternativa En Comú Podem. De modo que la travesía de ese Ejecutivo de coalición no ha dejado de calzar constantes discrepancias.
Discrepancias como la protagonizada entre las ministras de Hacienda, Trabajo y Transición Ecológica, en materia energética, para que las eléctricas aporten más a los Presupuestos. Donde Díaz rectifica a Montero y Ribera increpa a Díaz. O como las diferencias en el Consejo de Ministros del 26 de junio entre la parte socialista y la coalición de Podemos en la aprobación del paquete de medias anticrisis, resolviéndolas con la influencia de salir de esa situación apurada. O como la manifestación contra la cumbre de la OTAN en Madrid por parte del Partido Comunista y la participación en ella del secretario de Estado de Agenda 2030, Enrique Santiago. Cumbre que justo se celebra tras otro enésimo drama: la tentativa de entrada masiva de unos 2.000 inmigrantes a Melilla. Y cumbre, donde España pretende que la inmigración irregular sea considerada como una de las amenazas de seguridad en el flanco sur de la OTAN.
Necesitamos mayor resiliencia y no dependemos de nosotros mismos. Una muestra de ello son los fondos europeos Next Generation, a ejecutar apropiadamente en su totalidad por la coalición del Ejecutivo; como lo es también la contención en el gasto que exige el Ecofin frente al endeudamiento y la sostenibilidad de las cuentas públicas.
En el paisaje de esta dependencia, la gigantesca compañía rusa Gazprom ha cortado ya el 60% de su suministro de gas a Europa vía Nord Stream 1. Y puede ir a más. Pero, en cualquier caso, la diplomacia energética de la UE refuerza la cooperación económica con Oriente Próximo e impulsa que el gas israelí llegue por gasoducto a terminales de gas natural licuado de Egipto para ser llevado en buques cisterna a Europa. Además, se contempla por parte de Líbano, Israel y Egipto la construcción de un gasoducto en el Mediterráneo.
Sin embargo, a este paso y con todas estas circunstancias, el camino gradual pero real de la transición ecológica y la descarbonización de la industria y la economía para alcanzar el objetivo ZEN, de emisiones netas cero, para 2050 y el 45% para 2030, parece estar más lejano.
