El Periódico de Aragón

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La implantación de la ley no ha sido cosa de un par de días, sino de un lentísimo proceso de elaboración de normas tendentes a la regulación de las relaciones sociales, a fin de garantizar intercambios comerciales y una paz social que permitiera ejecutarlos sin temor a agresiones o injerencias internas. Fernanda Pirie, profesora de Antropología de Derecho en Oxford, se esfuerza en su ensayo Ordenar el mundo (Crítica) por ofrecernos una visión cronológica de la evolución de las normas jurídicas.

Los historiadores parecen estar de acuerdo en que la ley, como norma social de obligado cumplimiento, tuvo su aparición, y seguramente su nacimiento en las ciudades mesopotámicas del tercer milenio antes de Cristo. El Código de Hammurabi, grabado en estela de piedra con escritura cuneiforme, aspiraba a prolongar en el tiempo normas y usos contables referentes a la compra y almacenamiento de mercancías. La regulación del comercio y de la venta fue, por tanto, uno de los primeros objetivos de ese derecho primitivo que, en China, por ejemplo, adquiriría un acusado carácter primitivo. Los emperadores chinos no concebían su sociedad sin la permanente amenaza de castigos destinados a los infractores de su concordia y orden, habilitándose para la administración de dichas penas a jueces capaces de instruir —casi como si de enigmas policíacos se tratara—, casos complejos de asesinatos, robos y otros muchos delitos.

La mirada analítica de la autora se detendrá asimismo en Israel y en la India. La hebrea no será una tradición especialmente inclinada a la elaboración de leyes. De hecho, las normas consignadas en el Pentateuco (los cinco primeros libros de la Biblia), no serán ni numerosas ni especialmente relevantes. Moisés bajó del Sinaí con los Diez Mandamientos, cierto, pero aquellas Tablas no inauguraron una práctica legislativa ni judicial sostenida n el tiempo. Tampoco en la India clásica abundó la literatura jurídica. En un principio estuvo relacionada con los brahmanes, ascéticos sacerdotes encargados de mantener vivas las tradiciones de los Vedas, pero Confucio no se mostró partidario de saturar su pueblo con leyes. En Grecia, las compilaciones apuntarían a normas severas –Draco– o más elásticas –Solón–, así como a la elaboración de principios que pasarían al Derecho Romano, cuna de nuestra actual jurisprudencia.

Las leyes, esas desconocidas…

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