El Periódico de Aragón

El Periódico de Aragón

José Luis Corral

EL SALÓN DORADO

José Luis Corral

Periodismo y ética

No soy periodista, pero tengo alguna experiencia en este precioso oficio, pues hace años que escribo en diarios y revistas (en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN hasta he perdido la cuenta) y he participado en programas de radio y de televisión. La prensa fue llamada «el cuarto poder» en los Estados Unidos y el Reino Unido, donde el diario Washington Post o la BBC marcaban tendencias y ganaban la confianza de lectores y televidentes gracias a su seriedad y a su independencia. Es probable que esa visión de la prensa libre haya sido magnificada e idealizada, y que no fuera tan idílica como muestran películas, novelas y series televisivas, pero, al menos, el personal tenía la sensación de que había medios independientes y críticos que informaban con el rigor y la veracidad que debe tener el periodismo.

España era diferente. Desde luego, durante el franquismo la prensa no era libre y la censura asfixiaba de tal modo que un periodista acababa en la cárcel si denunciaba las tropelías y los crímenes del régimen. En la Transición y en los primeros años de la democracia hubo mayor capacidad para informar libremente, aunque casos de corrupción política clamorosos como los de Jordi Pujol y Juan Carlos I se ocultaron de manera indigna y cómplice, supongo que debido a presiones políticas muy intensas, cuando no a amenazas veladas, para que a nadie se le ocurriera destapar a estos dos corruptos, sin duda alegando a «la juventud y la debilidad» de la democracia española, «al interés del Estado» y excusas similares.

Y cuando todo parecía a punto de fluir hacia un país con una prensa más libre, más crítica, más abierta y más rigurosa, cuando la información periodística debería estar al servicio del bien común y de la mayoría de la ciudadanía, aparecen audios de periodistas presuntamente progresistas como Antonio García Ferreras hablando con el excomisario José Manuel Villarejo, un tipo al que habría que haber echado a patadas (entiéndanlo como expresión coloquial que no textual) de la policía, en los que se «pastelea» para difamar y desacreditar (deshonrar diría el clásico) a un partido emergente como era entonces Podemos y a su principal dirigente, emitiendo noticias falsas o insinuándolas de un modo artero e indecente.

En un país serio, ¿periodistas? así serían fulminados inmediatamente por sus empresas, salvo que sus propietarios fueran igual de tramposos; pero aquí, en el reino de los Borbones, la ética no es un mérito, ni siquiera algo normal, sino una entelequia. Es lo que tiene ser súbditos.

Compartir el artículo

stats