El Periódico de Aragón

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¿Escasez de agua en Huesca?

La ciudad debe hacer uso cuanto antes de cinco hectómetros de Montearagón

La inseguridad de abastecimiento de Huesca se solventó en 2005 mediante la puesta en servicio de una tubería de siete kilómetros de longitud entre el embalse de Valdabra, en el Canal del Cinca, y la ciudad, con un coste de 4,4 millones de euros, 1,8 de los cuales los asumió la CHE al encargarse de la conducción desde el embalse hasta el límite de la ciudad, mientras que el Ayuntamiento de Huesca ejecutó las obras en el interior, valoradas en 2,6 millones, de los que 1,8 fueron aportados por Suelo y Vivienda de Aragón.

La situación que estamos viviendo actualmente poco tiene que ver con aquel año, en primer lugar porque el agua almacenada en Vadiello --un 18% de los 15,3 hectómetros totales, poco menos de 3 hectómetros--, era lo disponible en el mes de marzo de aquel año, con todo un verano por delante, pero lo que es más importante y fundamental, ahora contamos con ese suministro alternativo de agua del Cinca.

Por ello, las llamadas o campañas para el uso responsable y racional del agua deberían de ser permanentes, no solo en periodos de sequía. Pero si en 2005 una decisión personal y precipitada del entonces alcalde, Fernando Elboj, impidió a los oscenses el disfrute de las piscinas municipales hasta el mes de julio, ahora nos parece inconcebible la irresponsabilidad con la que está actuando el alcalde Luis Felipe, alejado de la realidad que tenemos de abastecimiento de agua en el municipio, llegando a cerrar el suministro a las fuentes de agua de consumo humano, o amenazando con el corte de agua en las viviendas en determinados tramos horarios, pese a que Huesca no sufre ningún problema de suministro de agua ni presente ni futuro.

Pero para ello es fundamental que el suministro desde Valdabra no quede en el abandono, más bien lo contrario. La importantísima inversión realizada nos sitúa en la obligación de aprovecharla al máximo, integrándola en el sistema de abastecimiento de la ciudad con carácter continuo o al menos para resolver situaciones de excepcionalidad, lo que supondría un acto de solidaridad con el resto de municipios que se abastecen desde Vadiello. Por ello bienvenida la propuesta de creación de una Mancomunidad de Aguas que logre una gestión más eficiente de este recurso para los 17 municipios y 48 núcleos que beben de la red de abastecimiento de agua potable de la capital altoaragonesa, algo que ya reclamaba en 2005 el entonces portavoz de Chunta Aragonesista en el Ayuntamiento de Huesca, Miguel Solana.

No obstante, aun contando con abastecimiento de agua suficiente, Huesca debe poder hacer uso cuanto antes de la concesión de 5 hectómetros de Montearagón, por ello es fundamental culminar el suministro desde este embalse, y resulta esperanzadora la reciente aprobación por parte del Consejo de Ministros de 22 millones para construir la tubería que comunicará Montearagón con una nueva Estación de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) que se levantará cerca de la ciudad, lo que nos situará en un escenario con tres vías de suministro, Vadiello, Valdabra y Montearagón.

No debemos olvidar ni silenciar el camino tortuoso de las obras del embalse de Montearagón, proyecto de amplísimo acuerdo político y social, adjudicado en diciembre de 1994, puesta de la primera piedra por el entonces ministro Josep Borrell el 22 de abril de 1995, para acabar la construcción en septiembre de 2006, sin que se comenzara a llenar hasta cuatro años después. Esta operación tuvo que suspenderse en 2013 al detectarse deslizamientos en una ladera, una vez más una lamentable gestión de los responsables políticos del PSOE y PP en el Gobierno de España con un desvío presupuestario de 30,6 millones a 68 millones.

Por último quiero recordar cómo en junio de 2005 el grupo municipal de CHA solicitaba en pleno que el Ayuntamiento de Huesca, en colaboración con la Confederación Hidrográfica del Ebro, elaborar un plan especial de tratamiento de acuíferos y aguas subterráneas, para proteger y mejorar este recurso y para aprovecharnos de su potencial estratégico en caso de sequía para determinados usos cotidianos, sin que a día de hoy se haya conseguido dicho objetivo, una demostración de la desidia absoluta con la que se trata el tema del agua, dejando pasar el tiempo sin actuar pese a contar con soluciones prácticas.

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