Opinión | EL ARTÍCULO DEL DOMINGO

40 años de una ‘macrofactoría’

La planta de automoción de Figueruelas, hoy Stellantis, cumple cuatro décadas con un porvenir enorme. Nuevos modelos, más inversiones y asentar más un sector estratégico para Aragón. Solo falta el complemento de la fábrica de baterías que nunca llega

La fábrica de Opel España en Figueruelas, del grupo Stellantis, no puede celebrar de mejor manera sus 40 años de andadura: anunciando la adjudicación de un nuevo modelo, el Peugeot eléctrico 208, que forma parte del plan industrial de la compañía y cuenta además con la contribución del programa de incentivos concedidos por el Gobierno de España en el marco del Perte del vehículo eléctrico y conectado. Es otra buena noticia que la factoría zaragozana nos da desde que en noviembre de 1982 abriera sus puertas a la fabricación, sobre todo, de un modelo que se ha convertido en un auténtico icono para la marca, el Opel Corsa. Desde entonces, se han vivido muchos avatares, pero la compañía, los trabajadores, los sindicatos, las autoridades locales y regionales y el resto de empresas auxiliares, han hecho una comunión que no solo no se rompe, sino que a partir de ahora da la impresión que se refuerza. Y eso es muy bueno para la economía aragonesa.

La planta de Stellantis en Zaragoza ya fue la primera de este grupo en España que lanzó al mercado un modelo cien por cien eléctrico, el Corsa-e, en el año 2019. Su estrategia actual pasa por electrificar la otra línea de producción por la que se montan ahora el Opel Crossland y el C3 Aircross, modelos que serán reemplazados en un par de años por otros dos eléctricos: uno el Peugeot 208 enchufable y probablemente el otro será el Lancia Ypsilon, también eléctrico cien por cien, del que ya están desarrollando piezas algunos proveedores aragoneses. Sin duda, estas noticias son todo un revulsivo para las alrededor de 25.000 personas que trabajan en el sector de la automoción en Aragón, la mayoría ligadas a la producción de Stellantis, ya que significa que uno o dos nuevos modelos tienen que suponer el mantenimiento de todo el tejido productivo que hay en estos momentos en torno a Figueruelas, e incluso pudiera significar un aumento. Y el empleo es clave para que la economía aragonesa siga resistiendo como lo está haciendo aún en esta época tan complicada.

Y todo esto llega en un momento en que Figueruelas no las tenía todas consigo por lo convulso del sector de la automoción, en plena transición hacia la electromovilidad y con la incertidumbre que provoca la crisis de los semiconductores que sigue parando las fábricas de las grandes marcas, pero también las de sus proveedores. Si como dice la ministra de Industria, Stellantis consigue más ayudas del Perte para su plan de inversiones que, precisamente, está condicionado a la resolución del mismo, el futuro tiene que ser óptimo.

Nada que objetar. Solo que es un buen postre. De lujo, pero un buen postre. Porque Aragón quería tener una fábrica de baterías, como la que se fue a parar al final a Sagunto y en la actualidad, por cierto, no está claro que se vayan a llevar a cabo esas multimillonarias inversiones de la mano del Grupo Volkswagen. Una gigafábrica que es un plato único de lo más generoso. Siempre han dicho las autoridades locales y regionales que Aragón acogerá una fábrica de baterías porque en España no puede haber una única y porque Zaragoza reúne unas condiciones específicas muy apropiadas para ella. Pero de momento eso sigue en el aire. O no llega. Esa sí que supondría una importantísima inversión de futuro. De momento, habrá que confiar en lo que dicen los políticos y, sobre todo, en que empresas como Stellantis sigan apostando por nuestro territorio. Porque con avatares, sustos e inquietudes, la multinacional ha tirado de la economía de Aragón en las últimas décadas.

Figueruelas, Zaragoza y Aragón lo han hecho bien desde que en 1982 el Rey de España inaugurara la fábrica de la multinacional. El compromiso de los trabajadores y los sindicatos ha sido total y lo sigue siendo, aún a día de hoy, en que se van a celebrar unas importantes elecciones sindicales a finales de este mes en la que todos los sindicatos tienen muy claro cuál es el compromiso con su empresa. Aragón tiene una gran factoría. La automoción en la comunidad es un sector estratégico, el de mayor importancia para el comercio exterior, gracias a que la planta zaragozana, hoy Stellantis, ha demostrado dar una calidad total y tiene un futuro con las mismas características que la hacen ser de las más productivas de Europa.

Tracking Pixel Contents