Opinión | CRUCE DE CAMINOS
La energía como estrategia de Aragón
Las renovables y las tecnologías del hidrógeno serán decisivas en el desarrollo de una comunidad que ha de buscar un equilibrio virtuoso

Un parque eólico / EL PERIÓDICO.
Que el sector energético es y será clave en el desarrollo de territorios como Aragón es una tesis que parece estar fuera de toda duda. Pero todavía lo es más en un contexto marcado por la guerra de Ucrania y sus efectos en el precio de la luz y el gas, algo que ha evidenciado que olvidarse de la energía o dejarla en manos de terceros puede tener consecuencias desastrosas como se encargará de demostrar crudo invierno en el continente europeo.
La adjudicación del nudo energético de Andorra a Endesa es solo una pieza más del puzzle que tendrá que armar Aragón en los próximos años para configurar su estrategia de futuro. El desarrollo de las energías renovables, su aprovechamiento y la capacidad para que estas vayan asociadas a proyectos empresariales que impulsen el territorio serán determinantes para que esa estrategia obtenga resultados.
El camino iniciado por la comunidad en los últimos años y el avance del cambio climático demuestran que la transición energética no era una opción sino una obligación. Cuando una comarca como la de Andorra o una provincia como Teruel se ven obligadas a dar un salto al vacío y se quedan huérfanas de una de sus principales fuentes de riqueza, el peaje que se paga es muy alto, pero visto con perspectiva el coste es mucho menor que no haber dado ese paso. Ya ocurrió en el pasado. Las resistencias que generó el desembarco de General Motors en Zaragoza es un ejemplo.
El camino iniciado por la comunidad en los últimos años y el avance del cambio climático demuestran que la transición energética no era una opción sino una obligación
En estos tiempos de zozobra, conviene activar el gran angular y fijar la vista en el largo plazo. El potencial de las energías renovables y del hidrógeno y su implantación en los sistemas productivos para reducir la contaminación y los costes de las empresas es ya una realidad. De ahí, que la energía sea en sí misma un activo estratégico para Aragón, un diamante que habrá que pulir con cuidado y con esmero. De nada servirá llenar el territorio de molinos de viento o placas solares si con ello anulamos otros activos de gran valor para Aragón como el turismo. De la misma forma, limitar el aprovechamiento de las renovables sin causa justificada será amputar las posibilidades de desarrollo de la comunidad y, por tanto, de las empresas y las familias cuyos costes se encuentran en estos momentos fuera de control.
El futuro de la comunidad pivota sobre varios intangibles como el agua, el viento, el sol, su ubicación estratégica y la cualificación de sus trabajadores. A todos ellos hay que sumar la energía, que emerge como un imán para la atracción de grandes inversiones empresariales y fideliza a aquellas compañías, intensivas en seguridad, que ya están instaladas en Aragón porque les asegura su competitividad. La plantas de Stellantis, Saica, Térvalis, Alumalsa, Grupo Jorge y un largo etcétera de matrices y proveedores de sectores como el del automóvil, el químico, el papelero, el agroalimentario y el logístico, requieren de ese oxígeno que es la energía. Cuanto mejor acceso tengan a ella, mejor les irá; cuanto más barata sea, mejor se podrán comercializar sus productos dentro y fuera de España; y cuanta más energía propia e infraestructuras existan en la comunidad, más inversores pondrán sus ojos en esta tierra.
El futuro de la comunidad pivota sobre varios intangibles como el agua, el viento, el sol, su ubicación estratégica y la cualificación de sus trabajadores. A todos ellos hay que sumar la energía
El autoconsumo se abre paso con fuerza entre las familias, pero sobre todo entre las compañías que operan en Aragón. Cada día son más los expedientes de empresas que apuestan por este modelo. Las instituciones también han iniciado ese camino para ver reducido el coste energético.
El visor cartográfico de energías renovables (Vicaer), puesto en marcha por la delegación del Gobierno en Aragón, refleja el auge de esta fuente de energía, ya que uno de cada ocho proyectos que están en tramitación por parte del Ejecutivo central son de Aragón. Se trata de un total de 86 expedientes que engloban 336 parques eólicos y fotovoltaicos, que suman casi 19.000 megavatios (MW), es decir, el 13% de los más de 145.000 que se promueven a nivel nacional. La materia prima existe, el potencial también. Ahora solo falta acertar en cómo se gestiona un activo que marcará el futuro.
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