Tontos útiles

Marian Rebolledo

Marian Rebolledo

Había escrito mi columna de hoy sobre el nuevo dúo cómico del Congreso, Carla Toscano de Balbín y Víctor Sánchez del Real (¿cuánto «de» en los apellidos, ¿verdad?). Pero luego estaba escuchando la radio y ha entrado un anuncio que me ha hecho cambiar el tema y he pensado: me voy a hacer amigos a otro sitio. El anuncio es uno pagado por Avanza, la compañía concesionaria del servicio del bus urbano en Zaragoza. Dice más o menos que ellos ofrecen unas condiciones maravillosas a los trabajadores, que son muy malos porque no quieren aceptarlas porque tienen a los usuarios de rehenes. Siendo verdad en parte, me cuestiono si es muy ético manipular así a la opinión pública, que efectivamente es rehén, y yo me cuento entre ellos. Y luego asisto a esta especie de criminalización de los conductores por estos últimos siniestros (terribles todos, algunos de ellos irreversibles) y me pregunto si no estamos cargando mucho la mano en una parte del conflicto, cuando hay dos más: la propia Avanza, que es la que tiene la contrata; y el Ayuntamiento de Zaragoza, que es el contratador, y que no respira. Desde hace unos días los paros, en vez de ser de tres horas diarias, son de seis. Al que use los autobuses no hace falta explicarle los perjuicios. Pero lo hemos integrado en nuestra rutina, y a los trabajadores se les está acabando la cuerda. ¿Qué harán luego? ¿Parar nueve horas al día? ¿Lo resistirá su economía? ¿Lo resistirá Zaragoza? Mientras ellos han medido mal sus fuerzas, Avanza se chulea con los anuncios, y Azcón ni está ni se le espera. Ya les digo, hartísima estoy de la huelga. Pero no puedo dejar de preguntarme si los pasajeros somos los tontos útiles no para los trabajadores, sino para alguien más…

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