Arturo Aliaga, un presidente ilegítimo

Álvaro Sierra

Álvaro Sierra

El Congreso del PAR que encumbró a la reelección al aún todavía líder y vicepresidente de Aragón, Arturo Aliaga, está ya sentenciado como irregular. Un cúmulo de trampas, apaños y atajos repletos de irregularidades que dejan en un muy mal lugar las formas democráticas del PAR. Es difícil hacer las cosas peor y jurídicamente ya lo reconoce la Justicia. Lo lógico y decente es que Arturo Aliaga plantee su dimisión inmediata.

Esta sentencia demoledora que acredita el golpe a la democracia interna de la directiva que preside el todavía líder aragonesista, dejándolo como un partido bananero, sacude los consensos más básicos de cómo un partido, y un liderazgo, debe entender la política. Porque las formas son más importantes que los gestos en democracia y el pucherazo acreditado debe preceder a la dimisión. Y después, lo que venga. Ya sea una refundación integra del PAR o el liderazgo que buscan los críticos. El problema añadido es que ya estamos en plena carrera electoral, y resulta casi imposible activar desde cero a un partido político con tanta división, sin pulso político y con un líder ilegitimo.

Nunca es una buena decisión atrincherarte y atornillarte en el trono del liderazgo cuando rompes las reglas más básicas que rigen a tu formación política. Porque es un engaño, en primer lugar, a tus afiliados y a la historia de tu partido. Y en segundo lugar, dejas en mal lugar el concepto de la honorabilidad en el cargo actual que ejerce Arturo Aliaga en el Ejecutivo de Lambán.

Posiblemente, este pucherazo de Congreso y que el partido esté por la mitad será la puntilla para la desaparición del PAR en las autonómicas. Hasta entonces, sería bueno no confundir servirse así mismo y a los suyos con la idea de servir a Aragón. No todo vale.

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