Unos presupuestos de fin de ciclo

El Periódico de Aragón

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El equipo de Gobierno de PP y Ciudadanos presentó ayer el último presupuesto para Zaragoza antes de las elecciones municipales que se celebrarán en mayo de 2023. Las cuentas, que superan los 895 millones de euros y representan un aumento de casi el 7% respecto al de 2022, no recogen ningún proyecto estrella, algo que no es habitual a seis meses de unos comicios. No obstante, contemplan una inversión de 83 millones de euros, es decir, menos del 10% de la cantidad total que recogen los presupuestos de la ciudad. Con ello, el equipo de Gobierno, liderado por su alcalde, Jorge Azcón, pretende abordar proyectos que estaban pendientes en la capital aragonesa, entre los que figuran la reforma de la avenida Cataluña, el plan del Huerva, la reforma del Albergue, el centro de visitantes de la plaza del Pilar, la plaza Salamero y la escuela infantil de Arcosur, entre otros. La concejala de Hacienda, María Navarro, fue clara al afirmar que las cuentas son las propias del fin de la legislatura, mientras que la vicealcaldesa, Sara Fernández, incidió en que son «sensatas, realistas y no venden humo».

Los presupuestos de Zaragoza para 2023 parecen, en definitiva, confeccionados para hacer frente a un año incierto en lo social --se superan por primera vez los 200 millones destinados a servicios públicos-- y complejo en lo económico, con un incremento de los precios de la energía que ya pasa factura (y muy alta) a los gastos municipales y un aumento de los tipos de interés que obligan a amortizar deuda para reducir los costes financieros.

Las cuentas municipales son, por tanto, modestas y poco expansivas, ya que la subida de apenas el 7% prácticamente es similar al de la inflación prevista para este año, a pesar de que la llegada de fondos procedentes de Europa darían un mayor margen para elevar el gasto público. Fue ese el argumento que empleó la oposición para criticar unos presupuestos, que, no obstante, están abiertos a cambios en la fase de presentación de enmiendas de los distintos grupos municipales. Sea como fuere, el escenario estará sujeto al visto bueno de Vox, aunque lo más probable es que respalde las cuentas, algo que ya ocurrió en años anteriores.

Quizá el propio Azcón quiera dejar en orden el consistorio en el caso de que no opte finalmente a ser el candidato del PP al Ayuntamiento de Zaragoza en las próximas elecciones, algo que se conocerá en los próximos días. La propia candidata socialista, Lola Ranera, dio por hecho que el alcalde no se quedaría en el consistorio.

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