Viajes en el tiempo

Daniel Gascón

Daniel Gascón

Mientras los mejores hermeneutas del pop discutían acerca de si el presidente de Aragón imitaba el moonwalk de Michael Jackson, remedaba a Ricky Martin (un pasito p’alante, María, un pasito p’atrás) o rendía homenaje al clásico de Álex y Cristina (cuando crees que me ves cruzo la pared, hago ¡chas!, y aparezco a tu lado) al decir que a España le habría ido mejor con Javier Fernández al frente del PSOE y pedir que eso no se entendiese como falta de apoyo al presidente del gobierno, la denominación de origen de Cariñena celebraba en Madrid sus primeros 90 años. En 1932 se inauguró la Estación Enológica en la localidad.

Hace unas semanas el catedrático de historia contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid Juan Francisco Fuentes publicaba La generación perdida (Taurus): en 1929 el periódico El Sol redactó un cuestionario preguntando a los jóvenes sus opiniones sobre política, cultura, deporte, religión y educación; luego publicó 36 respuestas. Fuentes empleó en clase una de las contestaciones durante años antes de averiguar quién era la que respondía: Matilde Ucelay, la primera arquitecta titulada de España. En el libro Fuentes contextualiza y reproduce las respuestas, muestra las tendencias y rastrea las vidas de los jóvenes que participaron. Muchos pasan de un optimismo relativamente moderado (comparten una esperanza democrática, creen que el nacionalismo es una cosa anticuada, el espíritu mayoritario está vinculado al Instituto Escuela) a una radicalización en los años 30.

Muchas historias son tristes: hay represaliados, fusilados, vidas truncadas. Aparece el zaragozano Ángel Riveras de la Portilla, que se definía como «republicano liberal» pero que evolucionó hacia la derecha radical; fue alto cargo de Falange y amigo de Dionisio Ridruejo, «apoyó una política de tolerancia respecto a los protestantes» y «participó en los Juegos Olímpicos de México como miembro del equipo de vela en la clase dragón». Decía en la encuesta que admiraba al Conde de Aranda y en 1989 publicó un ensayo sobre él. Fuentes ha publicado recientemente el ensayo El pasado como locus amoenus (Ariadna Histórica), donde estudia el papel que el pasado y su simbología desempeñan en la construcción de los «rituales de unanimidad» que caracterizan al populismo. Esas ceremonias antipluralistas requieren ignorancia, demagogia y sumisión intelectual. Dos libros recientes hablan de dos formidables oponentes a los rituales de unanimidad: uno es La columna (Tusquets), donde Adrien Bosc reconstruye la participación de Simone Weil en la guerra civil; otro es El ministerio de la verdad (Capitán Swing), la biografía que Dorian Lynskey ha escrito sobre 1984 de George Orwell, otro combatiente republicano en el frente de Aragón.

Suscríbete para seguir leyendo