EL ARTÍCULO DEL DÍA

Encuestas

Las propuestas de los conservadores no están siendo suficientes para seguir avanzando

Jorge Cajal

Jorge Cajal

En los últimos días han aparecido varias encuestas interesantes sobre lo que puede suceder el año próximo. Tanto las oficiales como las de varios medios de comunicación muestran, con matices, que la derecha ha dejado de avanzar y que la extrema derecha tiende a retroceder. Solo si suman y comparten gobierno será posible un cambio en la Moncloa, pero el Partido Socialista se está recuperando y a su izquierda la unión de distintas fuerzas políticas podría incluso mejorar resultados anteriores. De lo contrario su representación se vería reducida y ese espacio podría aprovecharlo la derecha para obtener la mayoría.

De momento las propuestas de los conservadores no están siendo suficientes para seguir avanzando. Cataluña, la ETA, el feminismo o la memoria histórica pueden incendiar las redes sociales, pero han dejado de ampliar el espectro de movilización de electores hacia la derecha. A pesar de la infinidad de artículos sobre la sedición o sobre la malversación, la situación en Cataluña está mejor que con Rajoy en el Gobierno. A pesar de las críticas y de los insultos a la ministra de Igualdad, la supuesta firmeza antifeminista solo convence a los ya convencidos, al igual que los «vivas a la legión» del alcalde de Madrid. En este sentido, la derecha ha ampliado sus propuestas hacia otros temas, como la economía.

El social-comunismo ha dejado al país en una situación crítica porque las cifras del paro son mentira, la deuda pública es inasumible y solo es cuestión de tiempo (o de desearlo mucho) que la economía española entre en recesión. Para evitarlo hay que bajar impuestos, aunque quizás no tanto como en Gran Bretaña, pero como este supuesto no garantiza la reducción de la deuda (¿aún hay quien se cree el bulo máximo del liberalismo por el cual el dinero en los bolsillos privados acaba redistribuyéndose por todo el cuerpo social?) habrá que hacer recortes, convencer a los médicos de que se están quejando de vicio y a la ciudadanía de que se haga un seguro de salud privado.

En el electorado potencialmente de izquierdas pueden no gustar las actitudes del nacionalismo catalán o vasco, pero se han aprobado todos los presupuestos de la legislatura y todos ellos han sido expansivos. Las medidas contra la crisis pueden haber sido insuficientes para evitar muchas situaciones difíciles, pero constituyen una novedad con respecto a recetas anteriores, cuando los gobiernos socialistas llegaban desfondados a las elecciones tras tomar decisiones contrarias a su electorado como reformas laborales, privatizaciones o recortes en los servicios públicos. En este sentido, cuando el socialismo gobernó en solitario, abandonó progresivamente el mundo del trabajo mientras intentaba sujetar a su electorado con medidas favorables a nuevos movimientos sociales como el feminismo, el ecologismo o la diversidad sexual. Pero este gobierno parece haber aprendido la lección y no ha descuidado ninguno de estos ámbitos. Los avances contra la violencia de género o a favor de las energías renovables se han visto acompañados de medidas como los ertes o de una reforma laboral que devuelve derechos en lugar de mermarlos. Puede que no sean suficientes, que haya tensiones dentro del gobierno de coalición o que otros exgestores socialistas lo hubieran hecho mejor, pero pocas veces la vida política española ha vivido un período de reformas socialdemócratas como el que estamos atravesando.

Los resultados también resisten una comparación con los países de nuestro entorno. La inflación se está conteniendo y los precios de la energía también. Recordemos que no solo se han incrementado más en Alemania, Italia o Francia, sino que además, Macron ha anunciado posibles cortes de electricidad como consecuencia de diversos problemas en sus reactores nucleares. Podemos intentar imaginar las portadas y las tertulias de la mayoría de medios de comunicación de este país si Pedro Sánchez anunciara algo parecido, pero creo que, aún así, nos sorprenderían. En definitiva, si la agenda reformista se mantiene y la izquierda se entiende, la derecha va a tener que hacer algo más que vociferar y lanzar mensajes simplistas para poder gobernar.

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