El negocio de la guerra

José Luis Corral

José Luis Corral

El negocio de la guerra es el que más dinero mueve, solo por detrás de la alimentación. Por eso los fabricantes de armas son los más interesados en que existan guerras, o al menos en que haya tensión entre países, para colocar sus productos de muerte.

Permítanme citar un párrafo de mi novela Trafalgar: «Inglaterra, en efecto, deseaba la confrontación bélica con España. Hacía tiempo que la guerra era un gran negocio para los grandes propietarios rurales que dominaban la economía, el parlamento y el gobierno ingleses. La guerra constituía para esas clases nobiliarias la mejor manera de mantener su modo de vida en sus lujosas residencias de campo, con sus extensísimos cotos de caza y sus exclusivos privilegios aristocráticos. La oligarquía inglesa tenía sometido a su país a un dominio asfixiante; podían aplicar graves penas a los que cazaran o pescaran en sus enormes cotos, controlaban el alistamiento en el ejército, que se realizaba mediante una prima de enganche, una promesa de salario que a veces se incumplía o incluso mediante el alistamiento a la fuerza si fuera necesario; y solo sus hijos podían acudir a las escuelas, que aunque se llamaban públicas estaban reservadas a los más ricos».

Dos siglos después, la situación es similar. A casi un año de la invasión de Ucrania por Rusia, son miles de millones de euros (3.500 según unas fuentes, muchos más según otras) los que se han «invertido» en esta guerra. Las grandes compañías fabricantes de armas, sobre todo las estadounidenses Raytheon Technologies, Lockheed Corporation, Northrop Grumman o General Dynamics, han aumentado el valor de sus acciones y los beneficios de sus accionistas en torno al 25%, es decir, cientos de millones de euros. A este sustancioso negocio se han apuntado cuantos han podido; incluso un ciudadano belga que tenía en su casa 15 carros de combate Leopard comprados a 15.000 euros (manda huevos) y que los quiere colocar ahora a 500.000 cada uno; un beneficio de 7.350.000 euros nada menos. Lo conseguirá, menudos son algunos belgas. Bélgica es un nido de blanqueo en el tráfico de armas. Tienen sobraba experiencia en ello; recuerden a ese canalla y criminal llamado Leopoldo II, rey de los belgas, que masacró, violó y asesinó a miles de personas en su colonia del Congo entre fines del siglo XIX y comienzos del XX.

España enviará carros de combate que tenía almacenados en una nave del barrio zaragozano de Casetas. Alguien se llevará una buena comisión, por la paz y la libertad de Ucrania, por supuesto.

Suscríbete para seguir leyendo