Podría ser el año de la renovación

Carmen Pérez Ramírez

Carmen Pérez Ramírez

El calendario de elecciones para este 2023 se presenta a un nivel superior, una ocasión tan difícil de ver como la alineación de los planetas. Es de esperar que se renueven los gobiernos municipales, autonómicos y nacionales en este maratón electoral. Como siempre será un movimiento de juego entre fichas blancas y negras, y las que pululen pegadas a las titulares del tablero. La realidad de las órbitas en las que se mueven los partidos son dispersas, por lo que una posible alineación casi es una utopía; si cupiese esa posibilidad, seguramente se podría configurar y crear una manera de gobernar más eficiente.

Cuando un buen vendedor intenta convencerte de que aquello que quieres comprar va a solucionar tu vida, se crea un diálogo entre susceptibilidades y garantías. Esta misma sensación es la que se experimenta en época de elecciones. Lo bueno es que la precampaña llena el ambiente de estímulos, debido a que los responsables políticos, aparentemente, emprenden acciones intentando resolver lo que no hicieron con anterioridad; se nota que esto les debe generar un tipo de estrés semejante al académico –igual que un nervioso alumno que se va a examinar sin haber estudiado lo suficiente–, por lo que se desarrolla un proceso sistémico y adaptativo y sobre todo psicológico, lo vemos cuando exponen una solución a un problema social y se adorna solo con brillantina, ignorando que llenan de suspicacias nuestra visión de la jugada.

Lo cierto es que estamos cansados de la «venta» de mejoras y soluciones, de los argumentos que se dan en los mítines cuando lo fundamental no prospera. Nadie, lo que se dice nadie, de ningún partido ha sido capaz de solucionar los problemas que existen de manera endémica en la sanidad pública. El desgaste, las carestías están siendo uno de los problemas más importantes al que tenemos que enfrentarnos todos los días. Algo que no sospechábamos que podría ocurrir. Dejar que se malogre no tiene excusas. Si la población envejece, si el nivel de asistencia es mayor, si tenemos que atender a todos los ciudadanos que vienen de otros países, habrá que sumar medios humanos, técnicos, recursos necesarios para adaptarlo a las necesidades, esto se consigue con una buena política presupuestaria y gestores competentes.

Si además sumamos el aumento de muertes y violaciones a mujeres, y lo poco que se hace, se hace mal creando leyes hechas por un Ministerio de Igualdad que goza de un gran presupuesto pero de una débil gestión, y no es capaz de solucionar el problema, ni siquiera aminorar las desgracias, elimínenlo, renuévenlo con personal eficiente y formado. Sentémonos y administremos los presupuestos para lo que es necesario, en este caso una ley bien estructurada e invirtiendo en protección absoluta para los casos de violencia, sea la que sea. Si realmente en estas próximas campañas electorales los candidatos nos cuentan que nos quieren mejorar la vida con las necesarias prioridades para los ciudadanos, empiecen alineando los planetas y consigan la gran conjunción para que todos, los representantes y ciudadanos, participemos de un mismo universo y consigamos recuperar el llamado Estado del Bienestar.

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