Sala de máquinas

Como un cohete

Juan Bolea

Juan Bolea

El globo espía chino abatido por Estados Unidos sobre su propio espacio aéreo ha invitado a pensar –más libremente, a imaginar–, cuántos de esos artilugios no estarán navegando y dando vueltas por la atmósfera en calidad de instrumentos de precisión y geolocalización, espionaje, comunicación o vaya a saber usted qué ocultas misiones e intenciones…

Muy diversos en su concepción y diseño, cada vez son más numerosos los ingenios volantes, globos, aviones fantasmas, sofisticados drones o zepelines teledirigibles que comparten el gaseoso mundo de la estratosfera. Vuelven los zepelines, sí, como los que están proyectando y pronto piensan lanzar al espacio los ingenieros de la empresa Sceye, recientemente instalada en el aeropuerto internacional de Teruel como una nueva, compleja y esperanzadora apuesta de desarrollo tecnológico. Y es que, en el ámbito de la aeronáutica y su industria, el aeropuerto de Teruel, en cuya sede se acaba de anunciar la próxima construcción de esos maravillosos zepelines, hijos aventajados de los artefactos de los años veinte, va como un cohete.

La mala noticia y muy discutible decisión de instalar en Sevilla la Agencia Espacial Española no ha gustado nada a la industria aeronáutica aragonesa –turolense, en particular–, pero tampoco ha arredrado a sus dirigentes. Lejos de venirse abajo, el Gobierno de Aragón y las instituciones, entidades y compañías implicadas en el mantenimiento y desarrollo del aeropuerto de la capital turolense se han unido más que nunca, comprometiéndose a seguir invirtiendo y mejorando instalaciones y servicios.

Al hilo de estos nuevos retos, el presidente aragonés, Javier Lambán, ha recordado que el ejecutivo autónomo ha invertido más de 80 millones de euros en los últimos quince años. Según las optimistas previsiones barajadas por el equipo del Pignatelli, los nuevos proyectos y aportes financieros contribuirán a la creación de casi 3.000 nuevos empleos directos e indirectos. Cifra ciertamente extraordinaria que, de plasmarse en la realidad laboral, habrá supuesto la consagración de este núcleo de actividades aeronáuticas como uno de los principales motores de desarrollo de la provincia turolense, con mucho futuro y la clara opción de participar en la fascinante carrera de la conquista espacial.

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