La UE arropa a Zelenski

El Periódico de Aragón

El Periódico de Aragón

Más allá del significado histórico que se quiera otorgar al paso por Bruselas de Volodímir Zelenski para dirigirse al Parlamento Europeo y celebrar una cumbre con el Consejo Europeo, es de subrayar la importancia de la etapa previa del viaje. El miércoles en París, para reunirse con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y con el canciller de Alemania, Olaf Scholz. La razón de tal preámbulo es obvia: entiende el presidente de Ucrania que el alcance y los límites de la solidaridad europea dependen mucho del análisis de la situación que hagan las dos primeras potencias de la UE. La unidad de acción europea descansa sobre el eje franco-alemán, en especial después del paso determinante dado por Berlín en el espinoso asunto del suministro de tanques Leopard.

De ahí que resulte algo sorprendente la determinación de la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, al reclamar el suministro de misiles de largo alcance y de aviones de combate –Zelenski pide cazas F-16–, algo que ha descartado sin reservas el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y que en muchas cancillerías europeas sí se considera una doble línea roja que en ningún caso hay que traspasar si se quiere salvaguardar la no implicación directa de la Unión en la guerra. Son asimismo evidentes las diferencias entre las palabras de Metsola y la alusión genérica a la ayuda que precisa Ucrania contenida en la declaración conjunta emitida por los grupos de la Eurocámara. Y en idéntico sentido lo son las palabras de Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, a la salida de la cumbre, evitando entrar en concreciones acerca de próximas ayudas como, por lo demás, aconseja la prudencia. De la misma manera que es comprensible, aunque inviable, el deseo ucraniano de acortar los plazos para abrir las negociaciones para la adhesión en la UE, lo es también la inquietud de algunos socios europeos ante una implicación más efectiva en la guerra. Aunque son cada vez más infrecuentes las alusiones a un desenlace negociado de la guerra, forman parte de la historia de la crisis las referencias en este sentido hechas por Macron en el sentido de que algún día habrá que tomar la decisión de negociar con Rusia. La invasión de Ucrania es un gran desafío para la seguridad y la economía europeas, el mayor reto contra el statu quo en el continente y justamente son las dimensiones de la crisis las que obligan a un cálculo permanente de riesgos.

La frase redonda de Zelenski «estamos defendiéndonos y estamos defendiéndolos a ustedes» contiene grandes dosis de verdad. Es realista y ampliamente compartida la tesis según la cual no será posible restablecer la estabilidad en Europa mientras la autocracia rusa no suavice su perfil. Y se ajusta a los hechos una conclusión del presidente ucraniano: su país se defiende de la «mayor fuerza antieuropea del mundo moderno». Pero es demasiado reciente el largo debate sobre los riesgos de escalada que han precedido al envío de tanques a Ucrania como para fijar nuevos objetivos que abran otra discusión en el terreno militar. Europa arropa a Zelenski y debe mantener el apoyo a Ucrania, pero debe también ser proactiva y tenaz en la búsqueda de una alternativa a la guerra sin cuartel.

Suscríbete para seguir leyendo