Dios, ‘Ello’

La Iglesia Anglicana ha planteado cambiar el género de Dios y se ha organizado un buen revuelo. La idea del vicepresidente del Sínodo General, Michael Ipgrave, según él mismo ha declarado, obedece a atraer a nuevos fieles que puedan sentirse más cómodos hablando de Dios en un «lenguaje inclusivo». Dando asimismo en buena medida la razón a aquellos otros que, «siguiendo las pautas de los antiguos cristianos, para quienes Dios no era hombre ni mujer», no utilizan un género concreto al referirse a su divinidad. De este modo, y de prosperar la propuesta, Dios, en la liturgia y en los servicios religiosos de la Iglesia Anglicana, podría pasar del pronombre británico «he» a «it». De «él» a «ello».

Yo no sé qué pensaría de esto mi tatarabuelo Juan Bautista Cabrera Ivars (1837-1916), fundador de la Iglesia Española Reformada Episcopal y primer obispo anglicano de España.

Extraordinario personaje nacido en Benisa (Alicante) y férreamente formado en teología y lenguas clásicas, incluido el hebreo y el canon litúrgico mozárabe, en el Seminario de Albarracín, Juan Cabrera se ordenó sacerdote y ejerció su magisterio en Sevilla hasta que una serie de procesos contra simpatizantes del protestantismo le hicieron abandonar la disciplina católica para refugiarse, en demanda de una libertad de cultos inexistente en España, en Gibraltar, territorio bajo bandera inglesa. Allí conocería a mi tatarabuela, Josefa Latorre. Se casaron y sobrevivieron en el Peñón hasta que el general Prim, con quien pudieron entrevistarse durante su visita a Gibraltar, se comprometió con ellos a defender en España la libertad religiosa y abrir la mano al culto de otras religiones y credos. Confiando en su palabra, regresaron a Sevilla. En 1880, Juan Cabrera era nombrado primer obispo anglicano español.

¿Qué opinará la Iglesia Católica española acerca de esa idea de los anglicanos de neutralizar el género de Dios, tradicionalmente tratado en masculino y en mayestáticas mayúsculas, «Él» o «Padre»? Dados los numerosos precedentes de otras reformas jamás asimiladas, yo supongo que, respecto a que Dios pase a ser «Ello», el silencio será su sonora respuesta.

Suscríbete para seguir leyendo