COSAS QUE PASAN

Madrid se levantó en defensa de la Sanidad Pública

Margarita Barbáchano

Margarita Barbáchano

El pasado domingo 12 de febrero el sol brilló en Madrid y calentó los cuerpos de los miles de personas que se manifestaron en defensa de la Sanidad Pública: 670.000 señalaron las organizaciones convocantes (de acuerdo con la cifra que barajó EFE) y unas 200.000 personas según la Delegación del Gobierno.

Como dato curioso, de las facilidades que dio el Consistorio madrileño, se negaron las acreditaciones para acceder al mirador del Palacio de Cibeles a la petición hecha por la Asociación de Informadores Gráficos de Prensa y Televisión. La respuesta fue «No, porque es domingo». Evidentemente temían que se pudieran sacar buenas imágenes de la avalancha humana que se les venía encima. En estos casos, lo típico de la derecha es contestar en plan Ayuso, con una simpleza apabullante.

Pero Madrid se levantó en defensa de la Sanidad Pública con la fuerza que da pedir algo tan evidente como seguir teniendo una sanidad decente. Una sanidad que ha sido el orgullo de este país y el ejemplo a seguir.

Convocada por los vecinos de los barrios y los vecinos de los pueblos de la comunidad se organizaron cuatro columnas con salidas de todos los puntos en dirección a Cibeles. A las doce en punto se empezaron a mover las gentes en plan pacífico, alegre y familiar, como si salieran a tomar el vermú: La columna Norte salía de Nuevos Ministerios. La columna Oeste de plaza España. La columna Este del Hospital de la Princesa y la Columna Sur de Legazpi.

Ejemplar es la palabra que mejor define la marcha que se iba engordando a medida que avanzaba lentamente hacia Cibeles. Éramos los propios ciudadanos los que salíamos a la calle para gritar el hartazgo de ver cómo se desmantela año tras año la Sanidad. Lo mejor de todo es que no había convocado un partido político, ni sindicato alguno. Ni religión ni credo, como dirían los clásicos.

Los manifestantes estábamos allí para defender lo nuestro, lo que pagamos con nuestros impuestos, la salud de nuestros hijos, nietos, nuestro derecho a envejecer con cierta dignidad y atención. Para defender a los médicos y sanitarios que se han formado aquí pero que huyen hacia otros destinos (privados) ante las desastrosas condiciones laborales que les ofrece la pública.

«Llevamos dos décadas denunciando que el objetivo es destruir el sistema sanitario público y traspasar las partes rentables a la privada. Pidiendo a los partidos de izquierda que blinden el sistema público para que la derecha no pueda destruirlo. Sin embargo, el gobierno «más progresista de la historia mantiene las leyes privatizadoras». Esto decía una hoja que recogí del suelo durante el recorrido de la marcha.

Y si se repasan las hemerotecas todo este deterioro es el resultado del proceso puesto en marcha por el PP en 2004 gracias a las leyes estatales que hacen legal la privatización de la sanidad. Una mancha de aceite que no es solo un problema de Madrid sino que se extiende por todos los rincones del Estado.

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