ALÉGRAME EL DÍA

Historia en cinco partes

Roberto Malo

Roberto Malo

1) Me dejé atropellar delante de ella para llamar su atención, pero lamentablemente el autobús me arrastró cincuenta metros por el duro asfalto y la dejó a ella muy atrás. Un anciano que estaba en la acera vino en mi ayuda en su lugar.

2) Al salir del hospital, dos meses después, lo intenté de nuevo. Me tiré del puente por el que ella paseaba, pero en lugar de caer en el agua turbia del río caí encima de una lancha que pasaba por allí y me llevó hasta tres puentes más allá.

3) Al salir del hospital, tres meses después, lo intenté otra vez. Me disparé a la cabeza con una pistola descargada delante de ella mientras caminaba por la calle, pero un policía algo nervioso me disparó sin pensarlo al verme armado (en cuatro ocasiones y con aceptable puntería). Para más inri, se me llevaron los enfermeros sin que ella pudiera decirme ni una palabra.

4) Al salir del hospital, cuatro meses después, lo intenté de nuevo. Me ahorqué de un árbol en el parque por el que ella hacía footing, pero la rama se rompió y yo me rompí las dos piernas. Un gordo que hacía aerobic vino en mi ayuda en vez de ella.

5) Al salir del hospital, cinco semanas después, lo intenté otra vez. Me tomé cincuenta pastillas y un vaso de agua en la cafetería en la que ella bebía un batido de chocolate, pero incomprensiblemente las pastillas no me hicieron ningún efecto. Sin embargo, ocurrió algo más extraño todavía: ella se acercó a mí y me dijo que le sonaba mi cara. También me preguntó si quería conocer su apartamento. Entonces, supongo que por la sorpresa y la emoción, me vino una arcada inoportuna y le vomité encima las cincuenta pastillas pasadas por agua. Más extraño todavía: a pesar de mi afirmación espasmódica, acabamos haciendo el amor en el dormitorio de su apartamento, y además fue una experiencia sublime, el momento más dulce de mi desgraciada vida.

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