EL MIRADOR

Las otras simbologías

Carmen Pérez Ramírez

Carmen Pérez Ramírez

Sin apenas percibirlo somos influenciados por la función que tienen los símbolos de transmitir información a través de un lenguaje visual. Su interpretación depende de una serie de factores, tanto culturales como convenidos o contextuales. Los símbolos y elementos alegóricos existen desde la antigüedad, han sido fuente de comunicación en todos los tiempos. El ser humano desde sus orígenes ha ido elaborando formas, construyendo imágenes para lograr una lectura fácil de entender destinada a conseguir sus objetivos.

El color, los diferentes tonos, además de tener diversos efectos psicológicos, entran de lleno en la iconografía de la expresión proyectando lo que no esperamos; en cambio las formas concretan y comunican lo que significan, son un lenguaje universal que atraviesan todas las lenguas. Desde la Prehistoria hasta nuestros días los universos iconográficos han formado parte extensamente de la mitología, tanto clásica como religiosa, sin olvidar las representaciones civiles basadas en hechos históricos o propagandísticos. Hay una anécdota del pintor Giotto di Bondone con el papa Bonifacio VIII, contada por Giorgio Vasari en uno de sus relatos ingeniosos: A comienzos del siglo XIV el pontífice se interesó por el artista –en aquella época era el que mayor prestigio tenía–, quería una obra para certificar su valía y para averiguarlo envía un mensajero, en aquel momento Giotto tomó una hoja de papel y un pincel mojado en tinta, extendió su brazo y trazó un círculo perfecto, se lo entregó al sorprendido mensajero, que a su vez se lo hizo llegar al papa, cuando vio el círculo, reconoció el genio de Giotto. Lo que subyace es la dignidad del artista con relación a su obra, ejemplarizó la máxima pitagórica y se transformó él mismo en un instrumento de dibujo.

Observando otras simbologías por las calles de la capital aragonesa, en esta incipiente primavera nos vamos encontrando imágenes de nuevas estéticas realizadas en pocos meses, un récord sorprendente que solo vemos en épocas puntuales; una puesta en escena para acondicionar y pintar calzadas adornadas con floridos maceteros. Algunos parques y plazas verdecoran cual alfombras de césped, algo soñado difícil de mantener en una ciudad con una seca climatología, y en la que poco se respeta el espacio público: cuando vemos el robo de las plantas de los maceteros o los excrementos sólidos y líquidos que no retiran los dueños de los perros, una representación que describe la carencia cultural y cívica de algunos. Poner en diálogo los sueños basados en nuestras aspiraciones es posible cuando la iconografía participa de esos intereses.

Enseñar las geometrías del trayecto del nuevo tren urbano, también llamado tranvía, es un deseo, no cinematográfico, de quienes lo proponen, pero no de sus pobladores. Cuando las imágenes son tan elocuentes, no hace falta más que escuchar las peticiones para entender lo altamente necesario. Hay que darse prisa, los meses pasan, el calendario electoral está marcando pautas de actuación, una oportunidad para no solo mejorar sino para solucionar las deficiencias sociales y sanitarias que tanto preocupan. Cada cual con sus simbologías atrayendo la percepción visual de la capacidad o de la incapacidad de hacer y comunicar.

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