DESDE TOLVA

Fiesta

Sergio Ruiz Antorán

Sergio Ruiz Antorán

Gloria a Dios en las alturas, recogieron las basuras, de mi pueblo ayer a oscuras y hoy sembrado de... gente. De mucha gente. De esa que es de aquí sin estar. De esos que al verte cuando vienen te preguntan con extrañeza si aún vives ahí como si ellos sí lo hiciesen. La vida al revés. De esos que abren en primavera la casa familiar que cerraron el verano pasado. De los que hacen que el pueblo se convierta en otra cosa. En lo que fue. Con niños en la plaza y autos en todos sitios. Porque, según un amigo, los pueblos dejan de serlo cuando hay que maniobrar para aparcar. O cuando hay tanto carro que la acera vale como apeadero.

La Semana Santa en Tolba es fiesta. Festa Mayor. Porque un día se decidió que en otoño era tarde, que no quedaba nadie y que mejor sustituir la cofradía por la borrachera, porque los emigrados podían volver, como si nada pasara. El paisano y el neorrural bailan y se dan la mano sin importarles los fachas. O quizá sí. Porque vienen las elecciones y la comidilla entre el vermú, la Campanera con cocas en el homenaje a los yayos, la misa, la charanga a todo meter y el almuerzo con blancazo, es quién se va a presentar, si lo haces tú, si voy yo o el de más allá. Alcaldables por equivocación. O por descarte. La democracia para tu tía.

Hay torneo de fútbol y orquesta con bingo. Termina a las seis de la madrugá. Y con la resaca a cuestas, vuelve el urbanita a su urbe, el autóctono a sus tareas y el neorrural prepara su huerta. El último día hay cena. El Dani preparó un asado, que no tuvo suficiente con abrir la chocolatería que llevaba año largo montando. Qué huevos tiene. Los de cacao. Las monas, que por aquí se estilan. La carne le salió buena. Las mozas pasan con un queso. Hay que adivinar el peso y pagar un impuesto para participar en la rifa. La cerveza se termina, como el agua este verano por la sequía. En Aguinaliu ya han llevado la cisterna. Con tanta chen que viene. Y los purines contaminando el manantial.

En la cena hay mesas de chóvenes, otras de mayores y una de familias. Nadie piensa en los cuarentones solterones. Marginados. El cubierto se trae de casa. Se charla sobre los que se fueron a América y lo alto que está el crío de Casa no sé qué, de las embarazadas y de los que faltan. Hay ronda de gin de postre. Se acabó. El lunes nos dice que llegó el final. Por un finde se olvidó que cada uno es cada cual.

Vamos bajando a la Balsa, que arriba en el poli se acabó la fiesta. Al amanecer es el día del perro, que si no lo saben, es para no hacer nada. Salvo que seas un pringado y te toque currar. Volver a la vida. Y el avaro, a las eléctricas.

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