TERCERA PÁGINA

Carrera de relevos

Nos encontramos en una sociedad en la que la individualidad es la prioridad

Antonio Morlanes

Antonio Morlanes

Sería de necios negar que las sociedades cambian con el tiempo, pues los avances y descubrimientos condicionan la forma de vivir ya que las personas se van adecuando a esas transformaciones, pero no es sólo esto lo que producen los cambios. Los modelos de convivencia son el fundamento por el que nos adecuamos a los tiempos.

El protagonismo que cada una de las personas va ocupando origina las diferentes realidades de cómo entendemos nuestra forma de vida.

Es necesario que, revisando la historia, veamos que no siempre las diferentes sociedades han avanzado –de todo ha habido según la capacidad intelectual de las generaciones–. Algunas han podido entender cuál era el verdadero papel que les correspondía y en qué momento han hecho defensa de ello. Sin embargo, el retroceso y la dictadura de unos pocos ha sido lo que se ha vivido en detrimento de la mayoría. De esta forma está siendo la historia y, para ser justos, se debe reconocer que los valores de las personas tienen mayor protagonismo.

Provenimos de dos tiempos de España; el primero de cuarenta años, de mal recuerdo y peores vivencias, donde la voluntad de unos pocos era la que se imponía a la mayoría, donde las libertades y los derechos brillaban por desaparecidos y donde las formas de convivencia se basaban en la cautela que había que tener sobre lo que se podía o no hablar y hacer. Por fortuna, como nada es eterno en cuanto a la permanencia en la vida de las personas, al dictador, que lo era por la gracia de Dios, se le terminó la gracia y se fue al más allá o quizás «al mucho más allá».

En el segundo tiempo se nos abrió la posibilidad de ubicar a este país en el mundo de la democracia. A pesar de seguir teniendo unas instituciones todavía arraigadas al franquismo, la ilusión por la libertad y derechos de las personas consiguió que un alto porcentaje de ciudadanos se colocase en ese maravilloso esfuerzo de conseguir una España generadora de capacidad de transformación. Fuimos tomando posición en el mundo de la democracia y la libertad, tanto fue así que terminamos de integrarnos en las instituciones que lo avalaban, en especial en la Unión Europea. Y hasta aquí hemos llegado, pero no todo ha sido avanzar en un camino de luces, también hemos tenido sombras, más de las normales.

Nuestra casi única ocupación, durante el periodo de transición, ha sido la reconversión del país: definir todos los derechos y libertades que los ciudadanos deberían tener. Sin embargo, y a pesar del denuedo con el que hemos actuado, hay dos cuestiones a las que no hemos dedicado ni un mínimo esfuerzo. La primera: ser capaces de educarnos como ciudadanos. Veníamos de ser súbditos de un régimen dictatorial y no es fácil que podamos gestionar nuestra situación, sin mentalizarnos y formarnos en el cambio. La segunda proviene de una actuación egoísta que entiende que lo realizado era, en exclusiva, para nosotros, sin comprender que detrás venían nuevas generaciones a las que había que educar en su papel y responsabilidad.

En estos momentos nos encontramos en una sociedad en la que la individualidad es la prioridad. Solo tienen valor las cosas que nosotros condicionamos como necesarias para nuestras vidas y de ninguna manera contemplamos cuáles son las del colectivo. No entendemos que el conjunto es la garantía de la vida de cada uno de nosotros y esto significa estar vigilantes para que nadie quede en el camino. Esta es una carrera de relevos y debemos entregar el testigo en las mejores condiciones, pero es necesario hacer saber a quien lo recibe que una vez realizado su trayecto, deberá entregarlo al siguiente relevo. Es obligado que se comprenda que esa carrera tiene una pista que es de todos y que por ella haremos nuestro recorrido, cada uno a la velocidad que desee o en función de su capacidad.

Padecemos un tiempo de sequía y esta hace que se altere nuestro modelo de vida, en especial el económico. La falta de agua, que no solo perjudica a España, afecta al sector primario por lo que los precios de los productos suben, el riesgo de incendios se incrementa, decae la producción de energía hidroeléctrica, algunos lugares sufren carencia de abastecimiento incluso para uso doméstico y algunas incidencias más. Está claro que debemos actuar en dos niveles. El primero en las ayudas económicas necesarias para aquellos que sus ingresos han desaparecido. El segundo en la mentalización del papel que el agua tiene en nuestras vidas y que, por tanto, no podemos hacer un uso innecesario de ella, piscinas, campos de golf, etc.

Pero a esta sequía, que sucede de manera cíclica, en esta ocasión la acompaña un deterioro del medio ambiente provocado por nosotros mismos que empeora notablemente estas partes del ciclo. Si nosotros sentimos esta carencia en carne propia, pensemos cómo lo están pasando en bastantes partes de África, no existe comparación posible.

No piensen que me he saltado la línea que estaba teniendo este artículo para hablar de la sequía. He querido que esta sólo me sirviese de ejemplo sobre el hecho de que trabajar juntos para conseguir los objetivos que a todos interesan dará el mejor resultado.

Hay muchas sequías de las que nos debemos ocupar para que no afecten sólo a unos pocos. El esfuerzo de todos nos llevará a esa carrera de relevos que todos haremos en la pista, sabiendo que el testigo, el planeta, será el que se entregue al siguiente corredor cuando nuestro proyecto termine.

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