Sala de máquinas

¡Tiene castaña!

Juan Bolea

Juan Bolea

El Campo de Gibraltar y su entorno vienen convirtiéndose en un verdadero quebradero de cabeza para las policías de medio mundo. Prácticamente no hay día en que no salte una noticia en sus páginas de sucesos. A la ya tradicional piratería financiera de esa anacrónica colonia inglesa en suelo español, con más de 30.000 compañías registradas al amparo de su laxa legislación y nulo control, hay que añadir el creciente tráfico de drogas en el Estrecho y el desembarco de mafias sudamericanas, europeas y rusas en la costa del Sol.

Semejante caldo de cultivo está comenzando a originar nuevos tipos delictivos, personajes como los capos del clan de los Castañas, cuyos más punteros matones no tiene mucho que envidiar a Carlos Lheder, a Pablo Escobar, al Chapo Guzmán o a otros narcotraficantes célebres. Unos cuantos de ellos, de estos Castañas, están siendo juzgados estos días en Algeciras en medio de grandes medidas de seguridad, bajo gravísimas imputaciones y un variado elenco de delitos y víctimas, amén de la nefasta influencia ejercida sobre buena parte de la población, en especial hacia los jóvenes desocupados que ven en la droga un modo de medrar y a los que corrompen fácilmente. Un autor andaluz, Jerónimo Andreu, buen conocedor de la zona y más que curtido en labores de investigación gracias a sus trabajos como reportero, ha utilizado algunos de estos elementos o fenómenos para vertebrar una novela, El ojo del cíclope (Siruela), que acaba de alzarse con el premio Paco Camarasa de novela negra.

En sus episodios y capítulos se nos invita a pasar la verja del Peñón y a conocer más a fondo a una serie de personajes que por allí pululan. Desde agentes del servicio británico de inteligencia militar MI6 a bandas de moldavos que blanquean en monedas bitcoin dinero procedente de la prostitución o el tráfico de estupefacientes y armas.

Con un variado abanico de personajes, entre los que destaca con vocación de antihéroe y continuidad Joseph Sánchez, un peculiar y atractivo policía «llanito», medio español, medio inglés, de todas partes y de ninguna, muy resuelto y hábil para meterse en los bajos fondos y emerger con la investigación resuelta.

Realidad y ficción en el Peñón, donde todo es posible.

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