Por un Barbastro más confortable

José Luis Parra Gutiérrez

José Luis Parra Gutiérrez

Las grandes superficies asfaltadas, el tráfico, y la ausencia cada vez más acusada de zonas verdes hacen que ciudades como Barbastro tengan una mala respuesta al calor en verano.

El diseño urbano determina el microclima donde vivimos y por ello desde Chunta Aragonesista apostamos por modificarlo para generar unas condiciones que nos permitan sobrellevar mejor las altas temperaturas o el frío, y conseguir entornos más agradables y confortables, y es que el calor puede llegar a provocar problemas de salud física y mental, y la falta de árboles también afecta a la calidad del aire y a las especies de aves endémicas de nuestro entorno. El urbanismo bioclimático es una herramienta para mejorar el confort térmico, teniendo en cuenta el sol, el viento y la humedad para diseñar los espacios públicos, nuestras calles y plazas, y es que para combatir el calor entre 2 y 8 grados necesitamos espacios en sombra en las horas centrales del día, espacios que generen canales de viento para las brisas, espacios con fuentes y láminas de agua y espacios con arbolado caduco con alta evapotranspiración.

Los espacios públicos deben diseñarse con elementos que ayuden a tener sombra, bien sea con arbolado o bien colocando elementos textiles en las calles, existiendo incluso la oportunidad de sombrear los espacios públicos pergolados o lonas de textiles fotovoltaicos que suman a la sombra la posibilidad de generar energía solar fotovoltaica. Es necesario también aumentar la permeabilidad de las calles, ya que favorece el amortiguamiento del calentamiento estival, y tener en cuenta el color del pavimento urbano, importante para la radiación solar difusa que se refleja en ellos, y condiciona el bienestar térmico de los viandantes.

El incremento de las zonas verdes es clave para mejorar las condiciones térmicas del verano en la ciudad, buscando la variedad entre el porte y la evapotranspiración, pero durante las últimas legislaturas, el Ayuntamiento de Barbastro no ha repuesto siquiera los árboles, que, por plagas o un pobre mantenimiento, han sido cortados a lo que se suma que la ausencia de arbolado es palpable en proyectos desarrollados durante los últimos años, como por ejemplo en el nuevo Colegio Pedro I, en el cual los niños y niñas tienen un patio de recreo sin apenas sombras, o el futuro Parque de La Memoria y el Recuerdo, que no tiene prevista ninguna zona arbolada.

La adaptación de las ciudades con estrategias bioclimáticas es fundamental frente a unos extremos meteorológicos cada vez más comunes debido al cambio climático, algo que es palpable en Barbastro, y por ello no debemos perder ni un minuto en actuar.

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