Promoción femenina

Carmen Bandrés

Carmen Bandrés

Por fortuna, ya no sorprende que eventos como la elección de los Aragoneses del Año irradien ecos de un nutrido protagonismo femenino, pues la mujer es ya un referente de primer orden en todas las áreas y en todos los estamentos sociales. Una hermosa realidad, antaño inconcebible, que debe su impulso primigenio a la labor de eminentes pioneras, cuya aportación fue desguazando los obstáculos de un camino sembrado de falsos prejuicios. Mujeres que tuvieron la oportunidad de abrir los ojos al gran mundo, viajando lejos del terruño para ampliar su horizonte y acceder a otras fuentes de conocimiento; aplicadas observadoras, dotadas de una mente clara y universal, en cuya capacidad de esfuerzo y sacrificio residió, sin duda y sobre todo, la clave de un éxito que despejó la trayectoria a las generaciones venideras. Ilustres precursoras como la jaquesa Josefa Izuel, excelente estudiante de ciencias físicas que acometió el doctorado en óptica para, tras su periplo neoyorquino, recalar en Barcelona y ejercer allí como la primera profesora de física en una universidad española, a la vez que compaginaba su desempeño didáctico con profusas actividades de investigación. No tardaría en llegar la cátedra y el reconocimiento internacional; sin embargo, a día de hoy, todavía es francamente minoritaria la presencia femenina en las áreas científicas y tecnológicas y lo es aún menos en los niveles de mayor prestigio e influencia en estas ramas, lo que viene a subrayar la importancia de referentes como la propia Marifí, de excepcional y solitaria presencia durante décadas.

Desde el viejo Aragón, nos llegan hoy pautas de singular importancia para las chiquillas que despiertan a su futuro: la ejemplar carrera de María Josefa y el triunfo del Club de Hielo Jaca femenino. Ayer y mañana fusionados, en pro de un mundo mejor.

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