HOGUERA DE MANZANAS

Las campañas de mayo

Olga Bernad

Olga Bernad

De sobra se habla sobre la palabrería de los políticos y sus promesas de campaña, de su circo y su teatro; sin embargo hoy quisiera acordarme de esa gente que se mete en política convencida y gasta su tiempo y su energía colaborando, llenando los mítines, animando a sus líderes. Y lo hacen a cambio de nada, salvo la propia satisfacción de estar haciendo lo que creen que deben hacer. En cierta forma los envidio y les reconozco su generosidad. El ser humano tiene una capacidad de ilusión infinita y quizá sin ella jamás hubiera cambiado nada. Recuerdo de mi tierna infancia las pegadas de carteles con las que se daba el pistoletazo de salida a las campañas de los primeros comicios. Había algo emocionante y esperanzador que siempre, a pesar de todos los desengaños, he relacionado con la celebración de elecciones.

Las municipales que ahora se acercan coinciden con un mes épico y propicio para las campañas y los mítines, solemos considerarlas unas elecciones casi de segunda comparadas con las generales y sin embargo en ellas se decide, en la dimensión local y por tanto la que nos toca más directamente, la gestión de la vida de nuestras casas. Es además un barómetro eficacísimo para intuir lo que va a pasar en diciembre, a pesar de que unos cuantos meses en política pueden ser una distancia abismal. Quién sabe lo que puede pasar; para muestra, las generales del 2004 cuando en dos días todas las previsiones volaron por los aires como los trenes de Atocha. Nunca se sabe qué nos aguarda.

En cualquier caso, frente a la apatía y el escepticismo, quisiera romper una lanza por los que creen en algo, sobre todo por los jóvenes a los que nos empeñamos en contagiar nuestro viejo desencanto. Aunque, como en los maravillosos versos de Mesanza, «Yo recuerdo las cosas que no hice / las campañas de mayo sobre todo».

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