Sala de máquinas

Plomo, cárcel, trasvase

Juan Bolea

Juan Bolea

Anda Santiago Abascal por esos campos y campañas de España desatado como Mío Cid en lid de combate, descabezando sarracenos y herejes. A los moros de Melilla ya les ha prometido «plomo o cárcel», y a esos otros moriscos aragoneses amorrados al agua del Ebro les va a cerrar las tajaderas para dar de beber a los buenos cristianos de Murcia, que le votan más.

No conozco en persona a este personaje irrumpido en la política española como una excentricidad o rareza, pero que, a golpe de mociones y apelaciones a la bandera va ganando adeptos, seguidores, sumando tropa en esa reconquista de la España roja que pretende depurar para convertir en otro país, regido por otras normas y leyes, tal vez con un régimen distinto donde no haya Autonomías, Defensores del Pueblo, Comarcas, Diputaciones Provinciales, quién sabe si Monarquía… Donde no existan tantos ministerios, tantos subsecretarios, tantos periódicos, pero donde sí haya menos gasto, menos oposición, menos crítica, menos moros, mejores catalanes, buenos vascos, leales gallegos, patriotas andaluces, españoles, en suma, enteros, de una pieza, tan de orden, tan de verdad como él.

Sí, conozco, en cambio, a Julio Calvo, candidato por Vox a la Alcaldía de Zaragoza y buen conocedor del consistorio por haber sido dos legislaturas concejal. Siendo asimismo hombre de orden, y de ideas, digamos, canónicas, es persona cordial, con sentido del humor y un fuelle parlamentario más pausado que el de su tonante jefazo. No veo a Calvo, por ejemplo, descabezando al Justicia, ni tampoco encabezando una pancarta a favor del trasvase del Ebro. Proyecto que, en la cabeza de Abascal, ya va tomando forma de ley, pues lo pretende practicar de inmediato. Ha dicho don Santiago que expulsará a cualquier militante de Vox que se oponga a los trasvases de los grandes ríos de España, entre ellos el Ebro. Con ese programa, según la historia reciente nos ha demostrado (y, si no, que se lo pregunten a Gustavo Alcalde y a aquel PP entonces trasvasista), es completamente imposible que Vox gobierne en Aragón, pero a lo mejor eso no le importa demasiado a don Santiago, y sí hacerlo en Valencia, Murcia, Andalucía o allá donde llegue el agua del Ebro.

Plomo, cárcel, trasvase y... ¡Viva España!

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