El Periódico de Aragón

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Borja Insa

TRAGO CORTO

Borja Insa

Acabé tomándome un daiquiri

Cada vez que entro en mi invernadero es como si se detuviera el tiempo. Aventurarme en el mundo de la botánica ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en toda mi vida.

Revisar las plantas, controlar su humedad, velar por que estén bien, ponerles música como me recomendó Itziar Luna, todo esto y más es desprenderse de tu importancia, durante un ratito lo que realmente importa son las plantas, y nada más.

Empezamos con esto para trabajar la paciencia, y ver si podíamos superar la ansiedad de quererlo todo al instante, ¡sorpresa!, parece que funciona. Para darles datos concluyentes deberíamos esperar más tiempo, pero no cabe duda de que como suponíamos, el contacto con la naturaleza era algo que nos hacía falta.

En lo último que estaba pensando esta mañana, cuando pasaba un rato junto a mis plantas era en la suerte que tengo por varias personas que me rodean. Estas personas son focos de luz que siempre están aportando algo bueno a los demás, y por suerte yo me encuentro dentro de sus círculos de amistad.

Como mis plantas, que se ven afectadas si hace demasiado calor o frío, a nosotros también nos afecta la temperatura o cuando alguien a nuestro lado nos aporta o nos quita energía.

En el colegio deberían habernos enseñado a elegir nuestras amistades, a ser selectivos y coherentes con la decisión de dedicarle tiempo a otras personas, a ser capaces de ayudar a los demás, igual que a ser capaces de permitir ser ayudados.

Tampoco nos enseñaron a leer una nómina, ni hablamos de los impuestos, por ejemplo. Recuerdo que nos hablaron de los diezmos de la Edad Media, me parecía increíble tener que ceder una décima parte de tu trabajo a la iglesia por obligación, ahora soy autónomo y un 10% de mi trabajo está bastante lejos de lo que pago por trabajar y dar trabajo.

Creo que no aprendimos cosas que tienen una importancia sustancial en nuestras futuras vidas de adulto. Nos enseñaron a competir de manera individual y a no pensar en los demás como compañeros necesarios en nuestras vidas.

Hoy, ¿cuántos viven de un trabajo donde solo interfieran ellos mismos?, todos trabajamos con equipos, y si no es así, todos necesitamos de otras personas para hacer realidad nuestros proyectos. Por esto es tan importante saber rodearte de buena gente, de seres creativos que te impulsen a lograr metas y que tú también puedas ayudarles a ellos a avanzar en su camino.

Esto lo aprendemos con el tiempo, tras años de frustración, con personas tóxicas a nuestro lado, pero debemos alegrarnos y estar agradecidos porque sí que nos enseñaron a pedir permiso para ir al baño.

Después de todo esto me bajaré a tomar un daiquiri, seguro que aprendo algo.

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