EL ARTÍCULO DEL DÍA

Desconcierto o mala fe

El voto socialista no se ha hundido, se queda a 3,5% del PP y mantiene el 28% de las generales

Jesús Membrado Giner

Jesús Membrado Giner

He de reconocer que desde el domingo por la noche ando bastante desconcertado. ¿Melancólico tal vez? La noche nos dejó un paisaje desolador y el azul se impuso al resto de colores que habían pintado el mapa político de España.

Conforme va pasando el tiempo y encajando las piezas, veo que los 403.741 votos municipales perdidos por el PSOE respecto del PP no son los 2.220.000 que perdió J. L. Rodríguez Zapatero en 2011, dando paso a la mayoría absoluta de Rajoy en noviembre de ese año. Se asemejan más a los 200.000 perdidos en 2007, que dieron lugar a la mayoría relativa de Zapatero en 2008 con 168 diputados.

Además, ha habido resultados muy curiosos como los de la Comunidad Valenciana donde los socialistas han sacado cuatro diputados y casi 51.000 votos más respecto de la elecciones de 2019, o Baleares con 2.000 votos más y un diputado menos, o los casos de Asturias, Navarra y País Vasco, donde se han mejorado resultados; por no hablar de Cataluña donde el PSC arrebata la mayoría a ERC y Junts con un discurso de Salvador Illa defendiendo nítidamente la gestión del Gobierno Central.

El voto socialista no se ha hundido, se queda a 3,5% del PP y mantiene el 28% que obtuvo en las generales de 2019. Es cierto, la derecha se ha reagrupado con la absorción de Ciudadanos, lo que les permitirá gobernar con Vox, mientras que la izquierda ha dilapidado miles de votos que no entran en las instituciones. Como decía aquel, «el infantilismo es la enfermedad senil del izquierdismo».

En Aragón ocurre algo parecido, el PP saca a los socialistas en las autonómicas casi 40.000 votos de diferencia, aunque suma más concejales. La mayor caída de votos está en el Ayuntamiento de Zaragoza, donde la diferencia es de 38.000 votos a favor del PP. Comparándolos con 2019, el PSOE tuvo entonces 92.823, cinco mil más que ahora. Los 30.000 votos tirados a la papelera del izquierdismo zaragozano le dan en bandeja el gobierno de la ciudad a PP-Vox.

Son datos muy parecidos que deberían hacer reflexionar a los responsables del socialismo aragonés. ¿Es la ciudad diferente al resto del territorio? Está claro que sí. El voto urbano es más volátil, más exigente, más influenciable por las corrientes nacionales, más identificable con modas culturales, más cosmopolita. Las tendencias urbanas siempre adelantan los cambios que posteriormente se darán en el resto del territorio.

La cuarta ciudad de España busca identidades propias, referentes que le diferencien, ¿pero cómo hacerlo si en doce años vamos dando semejantes bandazos en el gobierno de la ciudad? En ese tiempo hemos pasado de ser gobernados por la izquierda del PSOE, a un tripartito de PP con Ciudadanos y Vox, para terminar con un gobierno de PP y Vox en las próximas semanas. Sin ningún proyecto estratégico de ciudad que les una.

En esta situación, la dirección socialista confecciona una lista absolutamente orgánica y burocrática. De los diez concejales elegidos el pasado 28M , cinco son responsables de sendas agrupaciones socialistas, dos son independientes y tres orgánicos de ámbito indeterminado. A pesar de la ilusión, ganas y coraje de la candidata, la credibilidad va esfumándose y por muchos esfuerzos que se hicieron la conexión de la ciudadanía con el proyecto se diluyó.

¿Es nueva esta situación? No, ya tuvimos ejemplos anteriores. En 1995 Emilio Comín, con una lista elaborada con criterios parecidos, obtuvo 62.390 votos. En 2015, Carlos Pérez Anadóncosechó 60.746 votos, el peor resultado del PSOE zaragozano. Las únicas opciones de cambio transformador de la ciudad las han liderado equipos de gobierno socialista donde han primado otras muchas cualidades antes que las orgánicas. Ni Ramón Sainz de Varanda, ni J. Alberto Belloch supeditaron la confección de sus listas a los criterios que se han ido imponiendo en los últimos años.

Tengo la impresión de que la dirección socialista no entiende que la ciudad es el motor de la región, que la gente más preparada, innovadora, y comprometida está, en gran parte, aquí. Es por eso que debe mimar los equipos políticos que lanza a la confrontación electoral, con personas preparadas e influyentes en los diferentes sectores de la ciudad, por respeto a los zaragozanos ya la organización política que representan. Ser concejal zaragozano nunca debe ser un premio a la fidelidad orgánica.

Sin autocrítica y con cuatro declaraciones de manual, haciendo responsable de los resultados del 28M , de manera muy sutil al sanchismo, se han despachado unos dirigentes que casi llamaron a la insurrección contra Ferraz en plena campaña, cuando aparecieron los etarras en las listas de Bildu, y ahora vuelven a buscar en otros la causa de la debacle. Desconocimiento o mala fe.

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