Sala de máquinas

Dieta del doctor Feijóo

Juan Bolea

Juan Bolea

Tanto el Partido Popular como Vox, que se ven ya gobernando España, han adelantado que adelgazarán la Administración. Feijóo ha condenado el Ministerio de Igualdad de Irene Montero y sus amazonas –«esas locas», en calificación de Santiago Abascal–. No será el único ministerio en caer. El PP apunta a media docena más: Consumo, Seguridad Social...

Por su parte, Julio Calvo, además de reclamar el mollar, no sólo los menuceles, ha adelantado desde Zaragoza, en nombre de Vox, su programa para ahorrar en lo público mediante la absorción o extinción de prestaciones y servicios. Esto es, dieta administrativa para perder peso en la báscula pública.

No es nueva dicha tendencia en nuestro país, pero quizá porque estoy leyendo el ensayo de Alfredo Alvar Ezquerra, Los Austrias. Imperio, poder y sociedad (La esfera de los libros), se me ocurre que la primera vez en que se centralizó a fondo la Administración, eliminando instrucciones y cargos, oficios y sueldos, fue con la llegada a España del primer Borbón, Felipe V.

El libro de Alvar Ezquerra, docto pero centralista en su óptica y orientado hacia la defensa de una unidad de España constante y hegemónica en el pasado, describe con precisión los niveles y poderes de las administraciones durante Austrias y Borbones, desde el más humilde alcalde hasta el más influyente de los validos, dejando claro el sesgo piramidal del poder en España hasta bien entrada la Ilustración. Los decretos de Nueva Planta de Felipe V abolieron los Fueros de la Corona de Aragón y suprimieron la mayoría de sus competencias y representantes. Curiosamente, sería el penúltimo Borbón, Juan Carlos I, quien haría retornar las alegrías autonómicas, desplegando en las administraciones regionales gobiernos, parlamentos, defensores del pueblo y amplias competencias, incluidas las de generar nuevos niveles administrativos (caso de las comarcas, en Aragón), que pueden verse afectados por las severas dietas de los doctores Feijóo y Abascal.

De materializarse el pacto PP-Vox, cabrá esperar una retrotendencia más centralizadora que autonomista. Correcta, para los defensores a ultranza del orden y la unidad territorial. Preocupante, para los autonomistas y liberales, que temerán por sus cuotas de autonomía y libertad... y por su pérdida de peso.

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