Asombrosa puede llegar a parecer a muchos la capacidad del PSOE para absorber cuanto hay o crece a su izquierda desde que, por los albores de la Transición, el entonces presidente de la República francesa, François Miterrand, aconsejara a Felipe González que lo primero que tenía que hacer para consolidarse como principal partido de la oposición y alternativa a la UCD de Adolfo Suárez era arrinconar a los comunistas. Tal como el propio Miterrand había hecho con el PC francés de Marchais.
Aquel consejo de Miterrand sería, efectivamente, llevado a la práctica por González y sus sucesores al frente de la secretaría general del PSOE con modélica constancia e inmejorables balances. Primero el PCE de Santiago Carrillo, después la Izquierda Unida de Julio Anguita, Gaspar Llamazares y Alberto Garzón, y ahora el Podemos y el Unidas Podemos de Pablo Iglesias e Ione Belarra han sido, bien integrados y anulados en acuerdos, pactos o coaliciones, bien desintegrados en la trituradora de las urnas. ¿Víctimas de errores propios o de la sutil estrategia de un sólido en su estructura aunque no siempre brillante en sus ideas y puesta en escena Partido Socialista Obrero Español?
Ahora, Yolanda Díaz vuelve a intentar abrir campo a la izquierda. Lo hace con la bendición del Gobierno, desde el Gobierno, y con la complicidad y apoyo de una gran cantidad de siglas muy diversas y dispersas a lo ancho del territorio nacional, pero con bastantes puntos en común como para coaligarse de cara al 23J y hacer frente al voto de derechas.
La nueva plataforma, Sumar, aspira a crear su propio espacio y a colaborar con los socialistas para evitar la pérdida de ambas Cámaras y el gobierno de Alberto Núñez Feijóo. Sumar debería incluir entre sus prioridades la de no terminar disolviéndose como otros partidos o bloques que le precedieron, instalándose en la política española con vocación de continuidad. ¿Lo lograrán? Habiendo dimitido Alberto Garzón –el gafe–, podría ser, pero me temo (por la diversidad de sus mimbres), que el cesto filtrará agua. La intención es positiva; la decisión de prescindir de Pablo Echenique e Irene Montero, inteligente; y si Pedro Sánchez ha olvidado el consejo de Miterrand, Sumar sumará.
