El Periódico de Aragón

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Hernán Ruiz

Hernán Ruiz

Empecé a escribir en prensa cuando nació El Periódico de Aragón en 1990 como crítico de cine y TV. Esos son los temas que enseño como profesor universitario. También ejerzo de escritor y de transmedia storyteller.

Un ‘sindiós’

«El 75 % de la riqueza está en manos de países ricos autoproclamados cristianos». Esta frase aireada como escándalo, oxímoron, colmo de insolidaridad y falta de caridad llamó mi atención al escucharla en la radio. Luego me percaté de que la proclamaba un pastor de una emisora evangélica… No me he molestado en contrastar la exactitud de esos datos: ¡el abismo denunciado entre ricos y pobres es tan real! Tampoco quise investigar qué fondo norteamericano ultraconservador/ultracapitalista financia ese dial… Porque una cosa es el relato y otra la concreción de ese mensaje divino en este mundo. De eso la Iglesia Católica sabe mucho. Lo resumió muy bien aquel personaje de Benedetti: «menos mal que nos queda la Iglesia para protegernos del Evangelio». De entre todas las historias puestas en juego en la era de la escritura la de Jesucristo es una de las más logradas, la creas o no. De entre todas las estructuras de poder la de las iglesias, la Católica especialmente, es una de las más operativas y duraderas. Con un buen mensaje y una engrasada maquinaria de poder y difusión puedes ser eterno. El problema es cuando enfrentas la doctrina a su encarnación en este embarrado mundo. Entonces saltan las costuras y las contradicciones –Harari las considera seña de identidad humana– se hacen palmarias. Aquí surge lo que el profeta del «descomunismo», que presentamos en la primera columna, llamaría un sindiós. Al bienintencionado Francisco I le ha tocado bregar con estas paradojas y las sufre, a diferencia de sus predecesores que se limitaron a generar un ultraconservador relato que justificara una praxis vergonzante. A Bergoglio, al enfrentarla al espejo evangélico, se le disparan todas las alarmas. Y solo tiene dos alternativas: el cambio radical o la «coartada gatopardiana» para que todo quede como está, en un sindiós

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