El Periódico de Aragón

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Vicente Calatayud

EL COMENTARIO

Vicente Calatayud

Catedrático Emérito de la Universidad de Zaragoza

Nos está engañando otra vez

Con la expresión latina adaequatio rei et intellectus se formula tradicionalmente la teoría según la cual la verdad consiste en la adecuación o correspondencia entre la cosa conocida y el concepto que sobre la misma produce el intelecto. Al menos eso era lo que nos enseñaban antes de la llegada institucional y omnipresente del progresismo que nos invade y a la cabeza del cual está el presidente del Gobierno en funciones. Su «cambio de opinión» es ya tan frecuente que llega a ocultar la mitomanía genética que reina en su cacumen de líder. Según se puede comprobar a través de los medios de comunicación y de gran cantidad de sus seguidores plurinacionales progresistas de ocasión, el sujeto ha vuelto a mentir y espera órdenes (¿de quién?) o circunstancias convenientes para «cambiar de opinión» otra vez.

Es interesante escucharle, pero tanto o más interés tiene el análisis de los gestos con los que adorna su relato. Incluso hemos observado cómo alguna solicitante de independencia en mitad de un pleno parlamentario y ante las cámaras de televisión ha deshollinado sus vías aéreas nasales, acaso para que el sonido independentista fuera más progresista e higiénico, aunque eso no convierta en más legal lo que pide. La ilegalidad lo es tanto con mocos como sin ellos.

El progresismo actual hace recordar lo que uno de mis veteranos maestros señalaba: «El soma es la plasmación externa de la psique». Quien sea ducho en esta clase de observaciones (que ni son banales ni fáciles) notará la impostura, u otras expresiones inconscientes del ánimo, en los gestos, en la expresión corporal. He vuelto a recordar aquellos años y comprobar por varias vías, incluida esta, cómo degenera en nuestro ambiente político este que podría llamarse progresismo evolutivo, por la mala gestión de unos, las falsedades y dobleces de otros y las postulaciones anómalas del nacionalismo mal llamado progresista.

El pasado demuestra lo contrario. Sánchez nos está engañando a todos en estos momentos. Una vez más. Engaños que hará realidad cambiando de opinión dentro de unas semanas si Su Majestad le encarga, por necesidad constitucional, intentar la formación de un gobierno para España, aun a sabiendas de que miente continuamente y de que es capaz de mantener el engaño de forma permanente, llenándolo, además, de promesas incumplibles.

La ideología no importa tanto ni tan absolutamente si lo que predomina en el líder es la honradez y la capacidad de servir al conjunto del país. Caminar por los diferentes estratos y las sucesivas etapas de la vida, en España y fuera de ella, me lo ha enseñado así. El último gran ejemplo de cambio en nuestro país fue el de la Transición iniciada, rápida, decidida y afortunadamente, en 1977, en la que la izquierda intelectual y progresista cultural tuvo mucho que apuntar y que aportar.

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