El Periódico de Aragón

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Miguel Miranda

VIRANDO A BABOR

Miguel Miranda

Licenciado en Antropología Social y Cultural en la Rovira i Virgili. En la misma Universidad cursé el Máster y el Doctorado en Antropología de la Medicina. Trabajé más de una década como Trabajador Social psiquiátrico en el Hospital Clínico. En esa época fundé la Asociación Española de Trabajo Social y Salud. Desde 1991 soy profesor titular de la Universidad de Zaragoza en el Área de Trabajo Social y Servicios Sociales y durante ocho años fui el Decano de la Facultad de Ciencias Sociales y del Trabajo.

Legitimidad

Después de no conseguir la mayoría en las elecciones, de fracasar en la investidura de Feijóo y de vivir el éxito de Pedro Sánchez, la frustración de la derecha es enorme. Es de tal tamaño que está haciendo exhibición de todo su arsenal, primero para intentar evitar que se formara una mayoría y luego para deslegitimar antes, durante y después un nuevo gobierno de izquierda. Psicológicamente es fácil de entender. Daban por hecho que ganaban y resulta que no, que se quedan solos PP y Vox, que cada vez se parecen más y es más difícil distinguirlos (también en Aragón). Deslegitimar es la palabra, la idea con la que se llenan la boca tantos voceros de los intereses que representan los partidos de derechas. Legitimar es un concepto que, en principio, tiene que ver con lo que está de acuerdo con las leyes. Objetivamente y sin discusión posible, Pedro Sánchez es presidente del Gobierno de acuerdo con las leyes. En consecuencia él y su Gobierno son totalmente legítimos, y el que mantenga lo contrario es un ignorante o un malévolo. Es cierto que en política el término «implica la capacidad del sistema para engendrar y mantener la creencia de que las instituciones políticas existentes son las más apropiadas para la sociedad». Autores como Weber, Heller, Lipset, Sternberger, Ivancich han trabajado el concepto. Si hablamos de creencias nos estamos refiriendo a los valores que se sustentan en los diferentes grupos sociales. Dichos valores van cambiando y no son los mismos en cada sociedad ni unánimemente compartidos. En consecuencia, es el sistema democrático y sus leyes y procedimientos, el que determina si un Gobierno es o no legítimo. Puede darse una crisis de legitimidad cuando no se comparten valores básicos, los democráticos por ejemplo, o cuando no se respetan los cauces establecidos para resolver las diferencias. Se alimenta la crisis para desestabilizar y poder conquistar el poder pisoteando la democracia. En eso están algunos. Nada nuevo.

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