Un bisturí para 2024

Los vaticinios pocas veces dan en el clavo, pero llegado el último día del año resulta difícil no tratar de imaginar cómo será 2024, aun a riesgo de equivocarse. El error en el cálculo es algo inherente al ser humano, algo que se ha constatado en un 2023 que termina como nadie esperaba. La economía carbura y el mercado laboral mantiene el tipo a pesar de que, a la vuelta del verano de 2022, todos los pronósticos apuntaban a un «inevitable» desplome de la actividad. Ese escenario era el preludio de un creciente desempleo y abría la puerta a un panorama nada propicio para el optimismo en este 2023 que vive sus últimas horas. Pero nada de eso ha ocurrido. Los profetas, muchos de los cuales también auguraban altos niveles de inflación al cierre de este ejercicio, han cambiado sus previsiones y ahora hacen examen de conciencia.

Tampoco estaba en el guion la celebración de unas elecciones generales anticipadas y menos todavía la configuración de un Ejecutivo tan atomizado, presidido por Pedro Sánchez. Las cábalas más bien apuntaban a todo lo contrario, un Alberto Núñez Feijóo en Moncloa aupado a la presidencia del Gobierno por Vox. Eso sí, la formación de ultraderecha ha sellado pactos con el PP para toda la legislatura y ha ocupado puestos de responsabilidad en algunas comunidades como Aragón, donde el cambio de ciclo político estaba en las quinielas. Sin embargo, pocos apostaban por un vuelco tan importante en las instituciones aragonesas. Hoy, el PSOE solo conserva la Diputación de Zaragoza. El resto se han teñido de azul.

El año 2023, en definitiva, ha jugado a la contra, ha sorprendido a propios y extraños y ha pillado con el pie cambiado a muchos gurús de la economía y la política, de la geoestrategia (nadie aventuró que habría una guerra entre Israel y Gaza) y de la vida, que también los hay. El año que ahora echa el cierre ha vuelto a certificar una máxima que retumba cada vez con más fuerza: no hay que dar nada por hecho. Descartes, el padre de la filosofía moderna, lo subrayaba en una de sus célebres frases: «Si quieres ser un verdadero buscador de la verdad, debes dudar en todo».

El horizonte político en Aragón parece más que despejado para el PP de Jorge Azcónen este 2024. La transición que debe afrontar el PSOE aragonés le deja el camino expedito para impulsar su programa electoral en compañía de Vox. La políticas de vivienda, hacer viable el día a día del sistema sanitario y educativo, atraer inversiones estratégicas para Aragón, impulsar la unión de estaciones y relanzar la energía como fuente de riqueza son los grandes ejes vertebrales que emergen con fuerza en un Ejecutivo que, no obstante, deberá actuar con la precisión de un cirujano para gestionar con acierto el capital logrado en las urnas y unos recursos que son finitos.

El primer reto al que se enfrenta el presidente aragonés será el de lograr mantener en un discreto segundo plano a Vox, un socio incómodo pero necesario, que le puede poner en apuros a lo largo del año, algo que ya ha ocurrido, sobre todo en ayuntamientos como el de Zaragoza y Huesca. Si Azcón lo consigue podrá centrarse en lo importante, es decir, en gestionar una comunidad que afronta 2024 con unos presupuestos generosos gracias a los fondos europeos y a las aportaciones del Estado, pero que tienen fecha de caducidad. Lograr el equilibrio de mantener las ideas claras, la casa tranquila y las cuentas en orden permitiría al líder popular afrontar con garantías un año en el que también se esperan días de alto voltaje en la política nacional, con el pacto entre el PSOE y Junts como el gran ariete del PP contra el Gobierno de Sánchez. Y ahí también se espera a Azcón, que se ha convertido en uno de los barones del PP más proactivos en esa contienda, siga al ataque.

Sin embargo, más allá del devenir de la política nacional y de las turbulencias que se puedan producir en la esfera económica, lo relevante para Aragón durante el nuevo 2024 será actuar con audacia, astucia y precisión quirúrgica. El manejo de ese bisturí será decisivo para atar la gigafactoría de Stellantis, hacer más accesible la vivienda, gestionar con tino los recursos económicos, saber vender la comunidad fuera, aprovechar el talento de esta tierra, atraer profesionales, cuidar lo que nos hace iguales (sanidad, educación y servicios sociales), apartarse del ruido estéril y trazar una hoja de ruta que huya del corto plazo. El año 2024 tiene todas las respuestas.