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Opinión | erre que erre

Zaragoza

La maña del arte en la escena

López Insausti, en la Gala del Teatro

López Insausti, en la Gala del Teatro / Laura Trives

Llevan haciéndolo varios años pero aprovechando que era su edición número quince se han superado y han obtenido un sobresaliente. La Gala del Teatro que esta semana celebró en Zaragoza Ares, la asociación de empresas profesionales productoras de artes escénicas de Aragón, fue toda una demostración del buen momento del sector aragonés que mueve un volumen de negocio que para sí quisieran muchas otras empresas de la comunidad. Pero también fue una oda al buen gusto, a la gracia, a la tolerancia, al gran sentido escénico y a la reivindicación que no debe faltar en los espectáculos culturales y que nunca debe caer en la chabacanería ni en el insulto. Porque así, las críticas parecen llegar con mejor tono al objetivo marcado.

Y si no que se lo digan al vicepresidente primero del Gobierno de Aragón, Alejandro Nolasco, que ya que no se mojó en la calle, aguantó estoicamente el chaparrón que le lanzaron los actores del Teatro Che y Moche que incluso le tejieron un jersey con la hoz roja y el martillo verde Vox. Un gran ejemplo de crítica mordaz que hasta tuvo el acompañamiento del vicepresidente ‘Nolascov’(que es como le llamaron) levantando el brazo izquierdo con el puño cerrado. Previamente, ya tuvo que escuchar cómo la presidenta de Ares, María López Insausti, en un magnífico discurso, le recordaba que hay que deshacer esa falsa idea de que el teatro es cultura subvencionada poniendo encima de la mesa unas cifras económicas que elevan hasta los 6 millones de euros el volumen de negocio del sector el año pasado. También se pidió en la gala reorganizar el mercado escénico interior, se dijo que en Aragón estamos en construcción en materia cultural, y se reclamó una ley de la cultura. Todo ello delante de la consejera de Cultura, Tomasa Hernández, y de su director general, Pedro Olloqui, pero también con concejales del área de las tres capitales de provincia y diputados provinciales. Luego harán lo que consideren --porque quizás lo que está mal de estas galas es que no se les dé la palabra a los responsables culturales para que se expliquen y después poder decirles si han cumplido o no-- pero al menos, que se lo oigan.

Ares exhibió mucho músculo, mucha camaradería, consenso e ilusión en el sector aragonés, y mucha maña a la hora de llevar el arte a la escena (incluido el gran homenaje a Lita Claver y el esplendor que esta demostró a sus 79 años). Y los gestores políticos aragoneses deberían confiar en el sector y apostar claramente por ellos aún más. Los pasos atrás que parecen darse en algunas instituciones no van en concordancia con la realidad que se vive en Aragón y, como en la industria, la logística o la tecnología, la escena es otro sector estratégico en desarrollo y con mucho futuro en lo que respecta a la creación de riqueza y empleos.

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