Opinión | EL RINCÓN DE PENSAR
La medalla es solo para Aragón
Amazon Web Services apuesta por quedarse mucho tiempo en la comunidad y ampliar su negocio con una inversión histórica, pero en las Cortes solo importa qué partido tiene todo el mérito
No sé muy bien qué tiene que pasar en esta tierra aragonesa para que algo de lo bueno que le pase provoque una felicidad completa. Más aún en estos tiempos de trincheras y mala educación para exportar. Esta semana la comunidad asistía a uno de esos episodios que se recordarán durante años. No, no me refiero al paseíllo de la princesa Leonor por la plaza del Pilar recogiendo medallas y títulos honoríficos antes de irse de Zaragoza. Me refiero a la inversión estratosférica que promete uno de esos peces gordos que tanto cuesta pescar en este océano de oportunidades fallidas y promesas basadas en humo. La nube de Amazon Web Services prevé descargar en Aragón 17.500 millones de euros de inversión y 6.800 empleos (ya he comentado alguna vez lo poco que me creo estas cifras mareantes a muchos años vista) que, más allá del progreso o del cambio del modelo productivo, nos viene a decir que la multinacional quiere estar muchos años en el territorio.
Quizá para algunos el mensaje sea otro, el de que van a estar muchos años esquilmando recursos naturales en abundancia aquí como son el viento, el sol y el agua que necesitan para alimentar esas regiones de datos que solo traen empleo cualificado y un posicionamiento mundial envidiable. ¿Le cabe a alguien alguna duda de que cualquier comunidad autónoma en España haría lo que fuera –repito, lo que fuera–, por tener algo así en sus dominios? Sorprendentemente, sus quejas han quedado silenciadas a golpe de portadas que a nivel nacional e internacional se hacían eco del anuncio lanzado desde la Torre del Agua. Por cierto, qué simbólico todo, ¿no creen? Un icono del olvido institucional será para siempre la primera piedra del renacimiento hacia un futuro que pasa por la tecnología y las regiones de datos.
Pero por si fuera poco el bombo y el platillo bajo la sobresaliente obra de arte del Splash, que más valdría para la ciudad rescatar del olvido (qué bonita es la escultura y qué irrepetible), a continuación seguía la agenda institucional con dos ministros pasando al día siguiente por el Foro Sella hablando de las bondades de Aragón en un mercado que puja por instalarse en ella. ¿Recuerdan cuando no hace tantos años era Aragón la que pedía que Madrid no se olvidara de ella, cuando los políticos se recriminaban el escaso peso que tenía el territorio en la capi todopoderosa Madrid. Ahora resulta que son las multinacionales las que van a Madrid a pedir un hueco en Aragón o los favores de un Gobierno central que habla maravillas del potencial que tiene una tierra rica y fértil para el desembarco de las renovables y el autoconsumo energético. De una comunidad en la que los gigantes tecnológicos ya se pasean casi con zapatillas de estar por casa y en la que se pican entre ellos por comprar suelo y más suelo para ampliar su negocio. Solo para que se hagan una idea, con lo que anunció Amazon Web Services este miércoles se podrían haber organizado más de diez Expos como la de 2008.
Y, sin embargo, llama la atención que mientras todo el mundo está todavía en las nubes de este sueño llamado a impulsar un cambio de era, en las Cortes de Aragón solo se debate quién tiene que colgarse esta medalla. Una discusión que, independientemente de a quién crea cada uno, no necesita la comunidad. No le costaría nada al Gobierno de Jorge Azcón reconocer la labor que hizo el Ejecutivo de Javier Lambán en la legislatura pasada para que él hoy pudiera disfrutar de todos los flashes en la Torre del Agua. Quienes saben de estas operaciones, dentro y fuera del Pignatelli, conocen lo bien que trabajó la socialista Marta Gastón y todo su equipo cuando ellos eran quienes tejían esta alfombra roja a las multinacionales. Igual de bien que lo está haciendo ahora Mar Vaquero y su equipo, lo que ha servido para rubricarla. Que estas compañías no se dejan querer por siglas, que les interesa solo el viento, el sol, el agua y el cariño de la Administración en forma de facilidades.
Tampoco ha quedado muy claro por qué cuando llega la filial de la china CATL, gran aliada de Stellantis para lograr la gigafactoría de baterías para la planta de Figueruelas, y firma un acuerdo con Forestalia para acercar este proyecto de la mano de una inversión milmillonaria que conseguirá el autoconsumo, se tengan que esconder de la prensa en el Foro Sella y hacerse la foto del acuerdo antes de que llegara el ministro de Industria, Jordi Hereu. Este anunció poco después el tercer Perte del vehículo eléctrico, el que debe descargar la ayuda estatal imprescindible para conseguir este proyecto estratégico para Aragón. ¿Por qué tanto esfuerzo en gestos que no suman? ¿Acaso la finalidad de todo no es que Aragón salga ganando?
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