Opinión
El PSOE aragonés no tiene alegría

Mitin central del PSOE en_Zaragoza por las europeas, con_Pilar Alegría, Javier Lambán y Rosa Serrano. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA
Lleva mal año el PSOE aragonés. Después del batacazo de las elecciones municipales y autonómicas del año 23, que le supuso perder muchas instituciones de la comunidad, quedándose la Diputación Provincial de Zaragoza como el reducto más importante, ni las generales de julio pasado ni las europeas del otro domingo le han servido para levantar cabeza. Aunque no quieran hacer los dirigentes del partido un análisis regional y pormenorizado de estos resultados, al menos públicamente, lo que exteriorizan es un gran abatimiento. No llegar al 30% de los votos en la ciudad de Zaragoza en los comicios del 9J pudo ser una sorpresa para muchos pero refleja lo que los zaragozanos piensan en estos momentos de este partido. Hay quien lo ve como un boxeador grogui que, a punto de desplomarse, suelta golpes en el aire sin ton ni son, sin ni siquiera saber dónde está su rival. Pero en Aragón, lo que ocurre es que es un partido que está triste.
Es cierto que después de todo lo que pasó con la inclusión en la lista electoral europea de candidatas aragonesas, los quince días de campaña fueron correctos, con buen rollo entre unos y otros militantes y actuando al unísono. Pero a los socialistas aragoneses se les está haciendo muy largo todo este tiempo. Se puede culpar a la situación nacional con las decisiones de Pedro Sánchez, pero tampoco beneficia mucho ver al líder del PSOE aragonés, Javier Lambán, al que desgraciadamente no le acompaña la salud, dedicando tiempo a la presentación de su libro en tan buena sintonía con el presidente aragonés, Jorge Azcón, o con gente tan crítica con el PSOE actual, como Felipe González. El líder se irá, sí, pero este impasse hasta que eso ocurra puede estar perjudicando y mucho al propio partido. Personas colocadas ahí para la sucesión como la secretaria provincial de Teruel y portavoz del grupo parlamentario en las Cortes, Mayte Pérez, u otras que tienen mucha valía, como la alcaldesa de Ejea y vicepresidenta de la Diputación de Zaragoza, Teresa Ladrero, pueden estar desfondándose. Y otras como la ministra Pilar Alegría, a la que todos colocan como lideresa aunque no les guste, solo genera algo más de consenso.
El PSOE aragonés está triste. Quizás se perdieron momentos de ser valiente, por ejemplo en Zaragoza capital con temas como La Romareda, y ahora ya anda desolado, abatido, desconcertado, en shock, y así parece muy difícil coger el pulso a todo el partido, a la militancia, a los simpatizantes. No se sabe si hay familias, territorios, apellidos, y además se les ve desamparados. Tienen mucho que reflexionar, sin buscar culpables externos, e intentar recuperar la alegría. Aunque no sepan muy bien dónde está.
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