Espejo de superación

Bajo un diluvio de noticias falsas, bulos y testimonios interesados, los influencers imponen un efecto multiplicador de la información que ellos mismos divulgan. Su prolija actividad en redes sociales improvisa un gran espejo en el que se miran sus devotos seguidores; cuando la comunicación nace del engaño, sus secuelas además de perversas son muy nocivas.

Pero, frente a la falacia, abundan los buenos ejemplos, espejos en los que mirarse y que devuelven una imagen de esplendorosa riqueza, modelos que nos invitan a progresar como personas. Así, los Juegos Paralímpicos de París han constituido un clara y bella muestra de superación y fe en el futuro, de todo cuanto la voluntad férrea puede conseguir si de verdad se lo propone. Sin embargo, también se advierten sutiles diferencias con las popularísimas Olimpiadas que los preceden; en ambas prima la competición, como no podía ser de otra forma, pero durante las Paralimpiadas son mucho más notorias las señales de compañerismo, confraternidad, apoyo, empatía y comprensión, no solo entre los propios deportistas, sino incluso en el comportamiento del público. Y también se observan otros contrastes, como la carencia de recursos e insalvables impedimentos económicos, barrera que ha estado a punto de privar a Fiona Pinar de alcanzar su sueño olímpico, pues las prótesis de alta tecnología no son financiadas por el Ministerio de Sanidad. Los deportistas anónimos nunca lo tienen fácil, menos aún los afectos de alguna diversidad funcional.

En París, España ha sumado 40 preseas, 4 más que en Tokio. Una de ellas tiene especial sabor: la conquistada por Teresa Perales, quien ha sumado su 28ª medalla igualando así el increíble récord de Michael Phelps.

Aunque nunca se divulguen tanto como merecen, abundan los buenos ejemplos, espejos de superación e incuestionable humanidad.

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