Opinión | erre que erre

Zaragoza

Los símbolos de Zaragoza, de moda

La nueva cinta de la medida de la Virgen del Pilar con los colores del cachirulo.

La nueva cinta de la medida de la Virgen del Pilar con los colores del cachirulo. / Laura Trives

No sé si las Fiestas del Pilar que hoy terminan pasarán a la historia o serán unas más. Pero hay algo llamativo que sí está generando un cambio sociológico y que marca tendencia. En estas fiestas se han puesto muy de moda los símbolos de Zaragoza sin ningún rubor, sin pensar en si esos detalles son o no de otra época y tienen o no algún significado más allá del simbólico. Me refiero a que este año hemos visto por la calle más cachirulos que en otras ocasiones porque frente al furor que provocó la colocación del pañuelo baturro zaragozano a finales del siglo pasado, en la primera década del actual había decaído y en este 2024 se ha visto cómo jóvenes y no tan jóvenes lo llevan y ha formado parte del vestuario de estos días o elevándolo al cielo en la plaza del Pilar como se alzan, por ejemplo, las bufandas del Real Zaragoza en La Romareda.

Las filas que hemos vivido en el Pilar para comprar las cintas de la medida de la Virgen con el diseño del cachirulo, las más de moda en estos días en la capital, son otro ejemplo de esa ruptura con el pasado. Porque lo malo de estas cintas que tanta gente ha llevado colgadas en otras épocas en el retrovisor interno del coche ha sido la utilización que algunos hicieron de ellas, algo parecido a la bandera nacional. Ahora, todos querrían ponerse la cinta en la muñeca o donde sea. El regalo de varias de ellas que le hizo el presidente aragonés Jorge Azcón al del Gobierno de España, Pedro Sánchez, en su encuentro de esta semana, sin duda se viralizará y aún pondrá más de moda este símbolo. Bienvenido sea y ojalá el líder socialista la lleve mucho tiempo en su muñeca, no sea flor de un día. 

Junto a cachirulos y cintas de la Virgen, las jotas se están convirtiendo en algo más de la fiesta que ya no disgusta ni asusta a nadie, afortunadamente. Las rondas por los barrios o el certamen que se celebra todos los años, tienen cada vez un mayor empuje. Y otro símbolo de las Fiestas del Pilar muy tradicional, como el Rosario de Cristal, que en épocas pasadas también representó solo a unos pocos, ha pasado a ser una muestra popular más de devoción a la Virgen como ya lo son las ofrendas de Flores (sobre todo) y la de Frutos.

Ahora todo son modas o actitudes repetidas, pero bienvenidas sean porque, en este caso, marcan un correcto camino a seguir. Las fiestas han roto estigmas con estos símbolos. Ojalá se vayan repitiendo y al año que viene sean más. E incluso se vea más animado ese otro símbolo de Zaragoza que este año no lo ha sido para el Pilar: Independencia. No ver vendedores ambulantes, ni bailes chilenos, ni música de los indios Tabajara ha sido un pequeño retroceso. El tranvía deambuló en solitario, sin coches y solo se oían las voces de la gente. Este símbolo hay que recuperarlo el año que viene. 

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