Opinión | editorial
Aragón, la nueva Virginia europea
Los centros de datos han crecido de forma exponencial en los últimos años. Su impulso está directamente relacionado con el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) generativa, es decir, aquella capaz de crear textos, imágenes, vídeos, música u otros contenidos. Esta revolución tecnológica ha llevado a los gigantes del sector (entre los que figuran Amazon Web Services, Microsoft, Meta o Google) a posicionarse en un mercado cada vez más demandado y que generará importantes beneficios para estas multinacionales en la próxima década. Pero los actores necesitan un escenario donde actuar y Aragón se ha convertido en uno de los territorios más codiciados para impulsar esta nueva era informática y tecnológica. Tanto es así, que ya no es osado asegurar que Aragón será la nueva Virginia europea.
El crecimiento vertiginoso de la tecnología y de la IA es indudable porque la demanda es cada vez mayor, pero para dar respuesta a ello es necesario contar con disponibilidad de potencia eléctrica y ahí es dónde emerge Aragón como destino de las milmillonarias inversiones que se están produciendo en los últimos años. La comunidad cuenta con mucho suelo a buen precio, energías renovables y acceso a los nudos de la red eléctrica que alimenta estos centros de datos, además de agua, otro de los recursos necesarios para su refrigeración. Las grandes tecnológicas, por tanto, han encontrado en Aragón su particular tierra prometida.
El Ejecutivo autonómico presentó ayer una nueva iniciativa protagonizada por el gigante Blackstone, que instalará uno de los mayores centros de datos de Europa en Calatorao (Zaragoza). La inversión inicial rondará los 7.500 millones, aunque esta cifra podría quedarse pequeña con los futuros desarrollos. Asimismo, permitirá crear 1.400 puestos de trabajo (1.200 en la fase de construcción). Para ello, precisará de una capacidad energética de 300 megavatios cuando se encuentre a pleno rendimiento.
El proyecto, que fue avanzado por EL PERIÓDICO DE ARAGÓN el pasado mes de junio, se ubicará en un polígono de nueva construcción que abarca 224 hectáreas, y será declarado de interés autonómico por la DGA en los próximos días. De esta forma, uno de los mayores fondos de inversión del mundo desarrollará este centro de datos junto a QTS, la filial de Blackstone para el negocio de la computación en la nube, algo que aportará entre 16.500 y 25.450 millones al PIB aragonés durante los próximos 25 años, según el Ejecutivo.
No es la primera megainversión que aterriza en Aragón, ya que AWS anunció 15.700 millones de euros en mayo de este año y Microsoft otros 6.600 millones. Ahora llega Blackstone, pero no será el último en hacerlo. Meta también rastrea el territorio en busca de una localización para sus centros de datos. En definitiva, ya hay proyectados casi una veintena de búnkeres de información en las provincias de Huesca y Teruel.
Lo relevante para Aragón no son solo las inversiones que recibirá en los próximos años (que lo son y mucho) sino el retorno que estas generarán en el territorio y en los municipios en los que se instalarán y cuál será la aportación de estos gigantes al desarrollo de la nueva era tecnológica en la comunidad y al impulso del talento y la formación. En definitiva, tierra, viento, sol y energía a cambio de un futuro.
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