Opinión | cosas que pasan
¡Verde, que te quiero verde!
Hay dos noticias aprobadas por el Ayuntamiento de Zaragoza, y su cabeza visible, Natalia Chueca, que preocupan porque no son necesarias, ni urgentes, ni benefician a la naturaleza, sino que van en su contra, y afecta a la voluntad mayoritaria de los ciudadanos sensibles con las especulaciones urbanísticas, y sus consecuencias. Me refiero a la reciente modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) con el respaldo del PP y Vox para ampliar el Parque de Atracciones a costa de talar 2.000 árboles de los pinares de Venecia. Así de claro, por mucho que lo adornen con mil excusas incomprensibles y ridículas. La otra, es el empeño de la alcaldesa en programar y dar el visto bueno a espectáculos de luz y sonido, esta vez en el Parque Grande José Antonio Labordeta de Zaragoza, con un espectáculo navideño denominado Luzir, y con entrada de pago para mayores y pequeños. Como en el circo.
Para ambos proyectos ya se están recogiendo firmas de los vecinos de Torrero, además de en plataformas digitales como Change.org, entidades ecologistas Amigos de la Tierra y Ansar, que han presentado recursos contra el Ayuntamiento de Zaragoza. Resulta sospechoso que la ampliación del Parque de Atracciones y sus promotores privados quieran de pronto más espacio para el recinto, que supondrá la privatización y destrucción de los pinares aledaños a estas instalaciones para crear espacios de ocio. Y también propiciar así, de forma rápida, la creación de zonas de especulación y de construcción en un espacio protegido del medio ambiente, y como dicen los vecinos «un proyecto que responde a intereses particulares».
Una agresión a los pinares de los montes de Torrero muy seria que daña gravemente al pulmón verde más importante de la ciudad y deja la tierra yerma y preparada para la especulación urbanística. «Una privatización a la carta para favorecer un negocio privado», como fue definido por los concejales de izquierda. También señalaron que es un contrasentido que se reduzcan los pinares de Venecia talando pinos cuando, por otro lado, se impulsan proyectos municipales como El bosque de los zaragozanos, en alusión a la campaña publicitaria de Chueca, animando a plantar arbolitos en algunos barrios mientras que en otros no se reponen los que se han destrozado (ejemplo en la calle Alquézar). Y el caramelo para acallar las protestas y que la gente se las crea y le parezca bonito, es conocer la descripción de lo que acogerán las nuevas instalaciones: un parque acuático, espacios para artes escénicas, hostelería, exposiciones y zonas de encuentro social.
El otro caramelo ya está en construcción en el Parque Grande. Es un espectáculo de pago nocturno: 15 euros para los mayores y 9,50 para los niños. El beneficio será para la empresa organizadora, Zusup, que se encargará también de la gestión. Por cierto, en esta ocasión la concesión «se ha otorgado a dedo. Ya que no se ha licitado el contrato para la gestión de las instalaciones del Parque Grande, que es un espacio público», según desveló la portavoz de Zaragoza en Común (ZeC). El montaje está formado por recorridos iluminados y con sonido en los que se recrean cuentos navideños. Ocupa 20.000 metros cuadrados, que han invadido una buena parte del parque impidiendo su uso y disfrute durante tres meses, y originará un irreparable perjuicio a las aves que se refugian en el parque durante un periodo crítico como es el invierno.
Otro ejemplo más de la inclinación imparable de la alcaldesa por favorecer a la iniciativa privada, que me parece muy bien, pero no a costa de saltarse las normas ni ocupando para su propio beneficio los espacios públicos como el Parque Grande. Y el colmo de la historia es utilizar unas fechas tan entrañables como las navidades para cobrar entradas a los niños para contarles un cuento.
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