Opinión | SALA DE MÁQUINAS
Jane Austen
El sello Planeta acaba de ofrecer a sus lectores más clásicos, pero con la esperanza de incorporar muchos nuevos, una nueva traducción de Orgullo y prejuicio, de Jane Austen. Traducción del escritor José C. Vales, a quien tengo la suerte de haber leído y conocer, siendo todo un referente en el tratamiento de la novela victoriana. La introducción lleva asimismo la experta firma de Hilary Mantel.
Orgullo y prejuicio es una de las mejores novelas de todos los tiempos no por lo que pasa, no por la acción, ni siquiera por la atmósfera o recreación de las zonas rurales de Inglaterra donde transcurre, sino por los nudos psicológicos y conflictos entre una serie de personajes que van poco a poco imponiéndose al lector con una seducción y consistencia fuera de lo común para la época en que esta novela fue escrita (finales del siglo XVIII). Austen nos sigue maravillando hoy por su capacidad de observación y plasmación de las más delicadas reacciones humanas. El equilibrio que como autora sabe mantener entre sus propios personajes es exquisito. Los trata e interpreta como una sinfonía de voces, sentimientos, pasiones ahormadas en una misma época y estilo. Del sonido general de sus voces, de su orquesta nos llega la música de aquellas décadas, los susurros y gritos de aquellas muchachas que esperaban al amor como una suerte de redención de su destino; pero también el orgullo y los prejuicios de esos oficiales, señores de feudos rurales, pastores protestantes, rentistas que ocupaban sus días en vigilar sus peculios y sus tardes y noches en buscar una esposa apropiada para dar descendencia y continuidad a la casa que ellos seguirían representando con rancios o gloriosos apellidos.
En esa suerte de juego, o de prisión, las hijas del señor Bennett protagonizan una tímida revuelta en busca de una libertad que están lejos siquiera de soñar según los horizontes de una mujer contemporánea, pero cuyo anhelo perciben como un reto a disputar frente a la estupidez, ignorancia o egoísmo de muchos hombres y familias. Para ellas, los lances de la vida cotidiana pasarían a ser decisivos en su evolución, esforzándose por dotarlos de contenido, justicia y amor.
Una historia maravillosa.
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